Reportajes

Un estudio adelanta los orígenes de la conciencia humana

Un estudio adelanta los orígenes de la conciencia humana

MADRID.- ¿Cuándo empezamos a fabricar nuestra conciencia humana? ¿A qué edad nos damos cuenta de que hay un concepto del ‘yo’? Parece ser que podría ser antes de lo que pensaba hasta ahora.

Por lo general, se considera estipulado por la Psicología que, durante los primeros meses de vida, los niños se perciben a sí mismos como una parte de su cuidador principal, usualmente la madre.

No es hasta los cinco meses de edad, aproximadamente, cuando los niños se dan cuenta de que son individuos distintos.

Y según lo establecido hoy día, durante los próximos dos o tres meses (es decir, a los 7 u 8 meses), desarrollan una percepción y conciencia de sí mismos.

Sin embargo, un nuevo estudio adelanta los orígenes de la conciencia humana y sugiere que bebés de tan solo cuatro meses son más conscientes de sí mismos de lo que se creía.

El trabajo ha sido dirigido por la doctora Giulia Orioli, investigadora en Psicología de la Universidad de Birmingham (Reino Unido) y publicado hoy en la revista Scientific Reports de Nature.

Un reto
Ella revela que «trabajar con recién nacidos es todo un reto, ya que pasan gran parte de su tiempo durmiendo y comiendo, pero estamos empezando a tener cierto éxito con este grupo de edad, y va a ser fascinante comprobar si los bebés de pocos días tienen las bases de la percepción de su cuerpo en el espacio. Si es así, podría ser que estuviéramos ante los orígenes de la conciencia humana», afirma.

Nuevo estudio
Por el momento, y según su nueva investigación, Orioli y su equipo han demostrado que los bebés de cuatro meses pueden comprender cómo interactúan sus cuerpos con el espacio que les rodea. Un hallazgo que, según sus autores, arroja nueva luz sobre cómo se desarrolla la autoconciencia.

Para demostrar que a esa “tierna” edad los bebés saben más de lo que pensábamos, los expertos del BabyLab de Birmingham mostraron a los bebés una pelota en una pantalla, que se acercaba o alejaba de ellos.

Cuando la pelota estaba más cerca de ellos en la pantalla, los bebés recibían un “toque” (una pequeña vibración) en las manos, mientras se medía su actividad cerebral. La recogida de datos para el estudio se llevó a cabo en Goldsmiths, Universidad de Londres.

Mayor actividad
Los investigadores descubrieron que, a partir de los cuatro meses de edad, los bebés mostraban una mayor actividad cerebral somatosensorial (táctil) cuando el tacto iba precedido de un objeto que se mueve hacia ellos. Es decir, cuando “pensaban” que iba a darles.

Puedes leer: Permafrost y efectos del calentamiento global

«Nuestros resultados indican que incluso en los primeros meses de vida, antes de que los bebés hayan aprendido a alcanzar objetos, el cerebro multisensorial está preparado para establecer vínculos entre lo que ven y lo que sienten. Esto significa que pueden percibir el espacio que les rodea y entender cómo interactúan sus cuerpos con ese espacio. A veces se habla de espacio peripersonal», explica Orioli en el estudio.

Los sentidos
Y prosigue: «Por supuesto, los humanos hacemos esto todo el tiempo como adultos, utilizando nuestros sentidos combinados para percibir dónde estamos en el espacio y hacer predicciones sobre cuándo tocaremos un objeto o no. Pero ahora que sabemos que los bebés en las primeras etapas de su desarrollo empiezan a mostrar signos de esto, se abren interrogantes sobre hasta qué punto estas capacidades son aprendidas o innatas», advierte.

Puedes leer: Resaltan doble vía existente entre España-RD, dos países a ambos lados del Atlántico

Toque inesperado
Los investigadores también analizaron cómo afectaba un “toque” inesperado a algunos de los bebés mayores del estudio. Descubrieron que, en los bebés de ocho meses, cuando el toque en la mano iba precedido de un alejamiento de la pelota en la pantalla, la actividad cerebral de los bebés mostraba signos de que estaban sorprendidos. Te puede interesar: ¿Está mi hijo genéticamente predispuesto a dormir mal?

Andrew Bremner, catedrático de Psicología del Desarrollo, comenta: «Ver que los bebés mayores mostraban respuestas de sorpresa sugiere que no esperaban el toque debido a la dirección visual en la que se movía el objeto. Esto indica que, a medida que los bebés avanzan en su primer año de vida, sus cerebros construyen una conciencia más sofisticada de cómo existe su cuerpo en el espacio que les rodea».

Darle seguimiento
En el futuro, los investigadores esperan realizar un seguimiento de este estudio con participantes más jóvenes y mayores. La investigación con adultos, dicen, puede arrojar luz sobre los tipos de actividad cerebral hacia los que se dirigen los bebés. También esperan poder ver si hay signos tempranos de estas capacidades “multisensoriales” en los recién nacidos.

LAURA CANO LIÉBANA
lazaron.es

El Nacional

La Voz de Todos