A finales del año 1966 a pocos días de haberse proclamado la 35ava Constitución de la República Dominicana, el presidente a la sazón Dr. Joaquín Balaguer trajo a luz en uno de sus discursos una frase que se convertiría en lapidaria en su memoria histórica; “La Constitución es un pedazo de papel”. Sin embargo y a pesar de que muchos le atribuyeron su autoría, al igual que otras frases que fueron utilizadas como parte del arsenal seductor de este prodigioso orador y estadista, la misma fue citada fuera de contexto y originalmente fue expresada por el jurista y político socialista alemán Ferdinand Lassalle en abril de 1862 cuando hablando ante los ciudadanos de berlineses argumentó que las constituciones escritas estaban redactadas sobre el papel y que lo importante no era el papel sino su contenido. Otros entienden que su autoría se registra a principios del siglo XIX cuando el rey de Prusia, Friedrich Wilhelm III utilizó esta frase cuando había prometido dar una constitución a su reino para motivar la expulsión de Napoleón de su territorio, pero una vez sacado del poder la promesa del rey fue echada al olvido lo que generó posteriormente una lucha de poderes de las diferentes clases dominantes de la antigua Prusia, hoy Alemania, y quizás como una forma de justificar su incumplida promesa se escudó en esta frase histórica, hoy tan presente en nuestra historia contemporánea y que muchos atribuyeron a Balaguer. Nuestra primera constitución que nació en San Cristóbal el 6 de noviembre del 1844 nos convirtió en un estado republicano, democrático, representativo y católico, recogía los principios políticos y promesas dirigidas al pueblo por los Trinitarios, donde anunciaban su determinación y propósito de convertir nuestra nación en un país soberano, libre e independiente. Los hombres y sus instituciones son seres mortales que por su naturaleza misma deben ir adaptándose a los tiempos y mejorando cada vez más para beneficio de la sociedad. Si vemos que a lo largo de nuestra vida republicana nuestra constitución se ha modificado en 39 ocasiones esto nos da un promedio de que cada 4 años y medio se ha modificado la misma, generalmente para la reelección presidencial, y esto debe llamar a la reflexión de la clase política nacional y de nuestra sociedad. No nos oponemos a que se revise y actualice la misma siempre que sea para fortalecer a las instituciones y beneficiar a la sociedad pero no a grupos ni intereses particulares. Por ejemplo actualizar que la elección del procurador y la Cámara de Cuentas sea independiente al poder ejecutivo, adoptar modelo de dos periodos y nunca más, obligatoriedad de referéndum para poder reformar nuestra Carta Magna, etc. son puntos evitarian que la frase “Un pedazo de papel” mantenga vigencia.
