Editorial

Una batalla

Una batalla

El desmantelamiento de una banda que perpetraba asaltos en motocicletas constituye un alivio para residentes en barrios del Distrito Nacional y de la provincia Santo Domingo a quienes esos individuos mantenían en zozobra, pero ese anuncio no significa que se ha ganado la guerra contra la delincuencia.

La Policía informó que apresó a cinco supuestos motociclistas que juntos realizaban atracos a bordo de esos vehículos, y que persigue a otros cinco sujetos que también participaban en ese tipo de fechoría, a los que instó a entregarse a las autoridades.

En las redes sociales se difunden con frecuencia escenas captadas por cámaras de vigilancia a antisociales armados cuando asaltan a ciudadanos o negocios en varias motocicletas, cuyos ocupantes cargan con dinero y otras pertenencias de las personas o establecimientos atracados.

Esa nueva modalidad de robo agravado hace pensar a la ciudadanía que Policía y Ministerio Publico han perdido la batalla contra la criminalidad, más aun cuando al ministro de Interior y Policía, Jesús Vásquez, se le atribuyó decir que las autoridades carecen de recursos suficientes para combatir la delincuencia.

El Plan Nacional de Seguridad Ciudadana, que se inició en el barrio capitalino de Cristo Rey, todavía no reporta reducción de crímenes y delitos, aunque las autoridades festejaron la devolución voluntaria de más de 800 armas de fuego, que después de destruidas usarán para levantar un monumento.

No se niega la importancia o trascendencia del programa oficial que procura disminuir los índices de delincuencia, pero se insiste en la necesidad de que junto con esa iniciativa la Policía se vuelva más eficiente en la localización y sometimiento a la justicia de connotados delincuentes que operan en todas partes.

Todos los departamentos investigativos y operativos del cuerpo policial tienen el acompañamiento de fiscales que deberían colaborar en los procesos de investigación con la presteza y diligencia que se atribuye a sus superiores de la Procuraduría General de la República.

Prevención y régimen de consecuencia deben andar de las manos, si de verdad se procura contener la delincuencia y la criminalidad, porque de nada sirve el discurso preventivo si las calles siguen repletas de delincuentes que atracan, asaltan, violan y asesinan. Eso deberían saberlo el ministro de Interior y el director de la Policía, mayor general Edward Sánchez González.

El Nacional

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