Si se mira el ambiente político actual, no es de esperar movimientos importantes entre los líderes, al momento de firmar y difundir el documento unitario sobre la crisis haitiana.
En el transcurso de un par de meses la oposición salió de su congelamiento y comienzan los dos principales partidos a buscar posesionarse como líderes del accionar político.
El Consejo Económico y Social jugó su rol, pero los únicos que pueden rubricar un papel unitario son el presidente Luis Abinader, y los expresidentes Hipólito Mejía, Danilo Medina y Leonel Fernández.
Puedes leer: Ruidos en Haití
Todavía se mantiene el reflujo político entre los partidos Revolucionario Moderno, de la Liberación Dominicana y Fuerza del Pueblo. Queda esperar que retornen a la mesa de conferencia, luego de blandir las espadas en temas nacionales.
El presidente Abinader comenzó llamando a los partidos de oposición a una mesa del diálogo, y Leonel dijo que estaba de acuerdo, pero que todo se debería de discutir en el seno del CES. Hipólito y Danilo plantearon que se conversara, para llegar a un consenso.
Aunque el tema haitiano no debe provocar divisiones entre el liderazgo político nacional, no hay dudas de que la banderola levantada tratará de imponerse y sacar beneficios particulares. En verdad, el interés patrio debe estar por encima de veleidades.
Hacer frente al problema haitiano, es una obligación de todos. El gobierno tiene que tomar el control, pero nadie puede escurrir el bulto. Las presiones internacionales para establecer en el país campamentos de refugiados no pueden ser vistas con la ambición del partidismo ciego. Igualmente se debe mantener el derecho de deportar a indocumentados.
Hay esperanzas de que el documento final, ya elaborado por el CES, sea entregado y aprobado por los principales líderes políticos. Pueden tener sus divisiones y fragmentaciones de opinión, pero en cuestiones de interés nacional, las necesidades personales deben ser abandonadas. Es necesaria la unidad, para la acción.
Manuel Hernández Villeta