Don Antonio Guzmán estaba habilitado constitucionalmente para optar por otro período presidencial en la contienda comicial de 1982. Tuvo la intención continuista, pero el doctor Peña Gómez se opuso. Si el presidente de la República hubiera persistido el PRD se iba a dividir y hubiera sido desalojado del poder en 1982.

Sin embargo, se impuso el buen juicio, se celebró una convención democrática y ganó Salvador Jorge Blanco, que para el certamen de 1982 resultó ser una alternativa fabulosa, porque era un abogado que gozaba de prestigio, no tenía rechazo y conectó rápidamente con el electorado nacional.

Se sabe que Luis Abinader registra un alto rechazo, tanto es así que un 61% del electorado señala que no sufragaría por él en ningún escenario. Ese rechazo obedece al alto costo de la canasta familiar, a la tarifa eléctrica, a la inseguridad ciudadana y a la problemática haitiana. Súmele también el enorme disgusto que, por razones obvias, exhiben los dirigentes del PRM.

Ese rechazo, empero, no impide que Abinader opte nuevamente como candidato presidencial. Y se sabe que sus propios recorridos por el territorio nacional se inscriben en actividades políticas con miras al certamen del 2024. Pero Luis Abinader, en lo absoluto, no le conviene al PRM como candidato presidencial. Justificar su candidatura es apostar a la derrota electoral, porque hay muchos problemas nacionales y en el propio partido oficial.

Fui del PRD y nunca lo oculté, como tampoco oculto mi vínculo con el PRM. Y abogando por la unidad y el triunfo en 2024 lo más aconsejable es apelar a la alternabilidad apoyando al doctor Guido Gómez Mazara. Guido es un líder natural, político liberal de gran carisma y que conecta con el electorado.

Algo más: en República Dominicana no conozco otro expositor que muestre tan rápida hilaridad entre la palabra hablada y el pensamiento. Y domina, de forma magistral, todos los temas de la agenda nacional. Por la unidad del PRM hagamos un ejercicio justo y razonable y apoyemos al doctor Gómez Mazara.