Recientemente el gobernador del Banco Central, Héctor Valdéz Albizu, participó en las Reuniones de Primavera del FMI y el BM, las cuales se celebraron en la ciudad de Washington DC, Estados Unidos.
Es un encuentro muy importante entre gobernadores de bancos centrales y ministros de Finanzas de ALC, Canadá y USA, en el que intercambian opiniones sobre tendencias recientes de la economía global y los efectos de la guerra en Europa provocada por la invasión rusa a Ucrania, que ha incrementado los precios del petróleo, gas, carbón, fletes y alimentos que han intensificado las presiones inflacionarias.
Evidentemente el hecho de que ocurra este tipo de evento y nuestro gobernador participe activamente nos enorgullece pertenecer a ese exclusivo “club” continental en donde a pesar de las amplias diferencias y asimetrías de las economías, sin embargo, hay una participación común destinada a igualar en obligaciones y derechos a los países miembros sin ver restringida su soberanía económica por determinaciones de naciones desarrolladas y en vía de desarrollo.
Pero lo más relevante, a mi parecer, es que el Gobierno de la formación política que hoy nos dirige, por primera vez, logre no tener que ir a pedir disculpas por cesaciones de pagos y solicitar ayudas humillantes, simplemente porque no han sonado las trompetas del apocalipsis económico que tan frecuente fue en tiempos felizmente pasados.
Aquellos tiempos en que vivimos la caída de rayos, centellas y pedazos de cielo que caían sobre las cabezas de los dominicanos, hoy podemos presentar buenas notas, no saltando al pasado, al riesgo y aquellos terremotos de las finanzas públicas, únicos, y cuyos cuestionables manejos y dispendios económicos nos obligaba a pasar por las “horcas caudinas” del constante ruego ante esos altares, por aquellas crisis asfixiantes que ya son historia conocida y juzgada.