Opinión

Visión cooperativista

Visión cooperativista

Corrupción y desarrollo

Hoy presentamos la reflexión que sobre estos dos temas escribe el licenciado Rafael Narciso Vargas, presidente de la Cooperativa La Altagracia.

Un grupúsculo de super poderosos multimillonarios, una claque de funcionarios que han usufructuado el poder en forma abusiva, exhiben fortunas y una opulencia impensables hace 10 o 15 años.

Estos se han amarrado a los grupos oligárquicos para traficar con las contrataciones de obras públicas, obtener desleales licencias para importaciones de productos de todo tipo, incursionar de manera privilegiada en sectores altamente rentables como el de los combustibles, el de la energía eléctrica o el de la mega minería; hasta involucrarse en acciones más oscuras como el tráfico de personas y el lavado de dinero procedente de actividades ilícitas, principalmente el narcotráfico, entre otras bellaquerías.

La corrupción en la vida pública y privada se ha blindado en los aparatos del Estado, tanto en el poder legislativo como el poder judicial, dándole visos de legalidad a lo que a todas luces es ilegítimo. La impunidad y la falta de sanción a los actos dolosos contra el erario están mandando mensajes

desalentadores al pueblo trabajador; esto, unido a una campaña de desmovilización mediática por estrategas de la comunicación social al servicio de los peores intereses nacionales, hace pensar que nos estamos acostumbrando a la cultura del “nada es nada”. Una infame iteración donde un acto bochornoso lo eclipsa otro peor y así de forma interminable, situación en la cual vamos directo hacia una cultura de enajenación social donde se acepta como normal a un “Don Ladrón”, mientras se celebra la ejecución extrajudicial de los delincuentes de pacotilla, provenientes de los barrios humildes, mismos que sin educación, sin conciencia y sin oportunidades quieren imitar los modelos de consumo que se le proyecta en la televisión, en las películas o en el estilo de vida que observan en los corruptos.

La compra de sentencias favorables a los corruptos y delincuentes de cuello blanco, a lo que se han prestado muchos jueces del aparato judicial, es un hecho sancionado desde la antigüedad. No se puede aplicar justicia por encargo, por dinero o por agradecimiento de favores políticos, puesto que al final se distinguirá entre la farsa y el verdadero derecho.

Cientos de miles de millones de pesos nos han robado los políticos corruptos y los empresarios desaprensivos que actúan como carteles, en detrimento de la salud, de la educación, de vivienda dignas, de empleos de calidad, de la alimentación, del acceso al agua potable”.

El Nacional

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