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Visita delegación de la OEA a RD en 1961 dejó saldo de cuatro personas muertas

Visita delegación de la  OEA a RD en 1961 dejó saldo de cuatro personas muertas

El 12 de septiembre de 1961 llegaba al filo de la prima tarde, un grupo de expertos de la Organización de Estados Americanos (OEA), para observar el proceso de democratización y conocer en particular la situación de presos políticos recluidos en la Penitenciaría Nacional de La Victoría.

Estudiantes de diversas instituciones escolares del sector público fueron llevados por sus profesores a la avenida de acceso de la parte occidental del Puente Duarte, hasta poco antes denominado Radhamés, nombre del hijo menor del ajusticiado dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina.

Por entonces no existía la denominada Plazoleta de la Trinitaria, erigida en honor y recuerdo de los integrantes de la sociedad secreta fundada por Juan Pablo Duarte el 16 de julio de 1838 para impulsar la creación de la República Dominicana.

Las manifestaciones públicas en la cabecera del puente tenían lugar cuando, como en la ocasión de la llegada de esa misión de la OEA, usaban para ingreso en la capital la avenida que llega desde el Aeropuerto Internacional de Las Américas.
Mi hermano Antonio estaba presente ese día, pues era estudiante del Instituto de Peritos Contadores. Caminaban hacia la cabecera del puente, cuando vieron acercarse un carro Mercedes Benz de color blanco.
Se detuvieron ante la idea de que era el vehículo de transporte de la misión. No lo era y la reacción de un grupo de jóvenes fue abuchear a los ocupantes.
Una señora ocupante del asiento trasero sacó una mano y mostrando el dedo mayor en posición erecta, hacia arriba, gritó un insulto que en realidad, nadie escuchó. El gesto, no obstante, enervó a la multitud que vociferó palabras obscenas.

Al parecer, este ambiente propició la reacción de los ocupantes de otro Mercedes Benz color rojo-vino con placa oficial identificado como del general Luis José León Estévez, en ese momento esposo de María de los Ángeles del Corazón de Jesús Trujillo Martínez, conocida como Angelita.

Un intento de cerrarle el paso a este otro vehículo determinó su parada y uno de los ocupantes, identificado por algunos como César Rodríguez Villeta, bajó con una metralleta y disparó sobre la multitud que ya se acercaba.

El profesor Víctor Estrella Liz, en un intento de contener a los estudiantes, conforme me ha contado mi hermano Antonio, se lanzó a la calle y mientras gritaba con los brazos en alto para evitar el desbordamiento de los estudiantes, recibió tres disparos fatales de la persona ocupante del vehículo identificado como del general León Estévez.

Estudiantes y otros manifestantes de la multitud también fueron baleados. Entre ellos otro estudiante de la perito, Manuel Martínez, quien habría de fallecer horas más tarde, en el hospital Padre Billini.

En estas circunstancias, mi hermano Antonio y sus condiscípulos Luis Manuel Peña (Luis Parrish) y Eddie García, se apartaron del gentío, yéndose a poner a salvo a la casa de Peña, en la avenida Braulio Álvarez esquina a José Martí, a cerca de trescientos metros de la cabeza del puente en el cual tuvo lugar el tiroteo.

Con la llegada de la policía se abrió camino a los vehículos ocupados por los emisarios de la OEA, pues luego de los disparos desde el vehículo de León Estévez, no solamente los estudiantes, sino otras personas aglomeradas junto a las aceras, se lanzaron al medio de la avenida.

Tanques de guerra ocultos en terrenos del ensanche Ozama ocuparon la parte central del puente y debieron ser removidos para dar paso expedito a la caravana con los integrantes de la misión de la OEA.
Un tiempo después de esta misión salir del país también fueron asesinados dos presos políticos, el doctor Rafael Augusto Sánchez y el excoronel Segundo Imbert Barrera.

Me contó mi amigo y compadre Federico Mella Ornes, ya fallecido, que la orden de dar muerte a ambos presos resultó de la algarabía a la cual se entregaron ellos dos, con motivo de la visita de la misión de la OEA al centro carcelario.

Mella Ornes estaba preso por formar parte de una de las células conspirativas del movimiento subversivo descubierto en enero de 1960.

El Nacional

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