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Vivencias cotidianas de allí y aqui

Vivencias cotidianas de allí y aqui

El Karma

Las personas que hayan leído “A la sombra de mi abuelo” sabrán que creo que todos estamos sometidos a su Ley, aunque casi siempre ignoramos el hecho de que la mayor parte de nuestra vida la pasamos completando el destino que la crea por nuestras acciones en otras. De acuerdo con esto, cada acción positiva que hacemos, crea un “mérito”, mientras que cada acción negativa genera un deterioro cuyos frutos cosecharemos posteriormente.

Todos los eventos importantes en nuestras vidas están predestinados: la familia en la que nacemos, con quién nos casaremos, si tendremos hijos… estaremos saldando una cuenta anterior y/o creando una nueva.

Si una cuenta no se salda en el presente nacimiento pasará al siguiente. No obstante no solemos ser conscientes de las cuentas kármicas generadas anteriormente y podremos o no estar preparados para saldar nuestro destino.

La paradoja es que, al mismo tiempo, estaremos creando otras. Por lo tanto, esta espiral del karma y el destino nos ata y quedamos enredados en ella. La única manera por la que podemos anularla es mediante la práctica espiritual mantenida.

Entendiendo esto podremos ver cómo la práctica espiritual puede ser útil incluso para los que sólo estén inmersos en asuntos mundanales. Se nace en una familia en la que las condiciones son favorables para pagar nuestro destino. Según esta Ley cada acto positivo genera un “mérito” mientras que cada acto negativo genera un “demérito”.

Consecuentemente, uno debe cosechar los resultados de sus acciones. Cada vez que forjamos una buena acción estamos destinados a recibir a cambio algo positivo. Cada vez que hacemos daño estamos destinados a recibir a cambio algo negativo.
La ley del Karma es infalible. Es algo como la tercera ley del movimiento de Newton, que afirma, “A cada acción corresponde una reacción igual y contraria”. A lo largo de nuestras vidas estamos o bien saldando una cuenta pasada o instaurando una nueva aunque no seamos conscientes de ello.

Además, la situación de relación y el sexo de la persona con quien tenemos una cuenta podrían cambiar en nacimientos subsiguientes, así como el nuestro. Por ejemplo, el padre de una persona en un nacimiento puede nacer como su hija en el siguiente.

Según la Ciencia de la Espiritualidad, la mayoría de los miembros de nuestra familia son personas con quienes tenemos cuentas positivas o negativas de nacimientos previos. La razón es que tenemos que estar cerca de las personas con quienes tenemos karma para poder experimentar placer o dolor.

Así, como he mencionado, la espiritualidad puede ser útil incluso para aquellos de nosotros que no tenemos aspiraciones espirituales en absoluto y únicamente deseamos vivir mundanalmente. Incluso para que esas relaciones mundanas sean fructíferas necesitan ser acordonadas a su destino. Esta es mi humilde creencia que deseaba compartir con ustedes.

El Nacional

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