Dos informaciones me han alertado: a) la ONE nos dice que la población rural dominicana ha descendido a un 28%; y b) el BID hace el anuncio, realizado en el primer Foro de Economía Plateada Europa – ALC de Barcelona, del porcentaje de personas mayores de 60 años que está en camino de más que duplicarse, pasando de 12% al 25% para 2050.
Estas cifras obligan a un golpe de timón en la orientación y organización del Ministerio de Agricultura, encaminado a formular una estrategia que lo haga creíble y capaz de enfrentar los retos que tenemos por delante como es la demanda y oferta agroalimentaria. Además, el país está sometido a una apertura comercial, cambios en la demanda y hábitos de consumo, endeudado, y más complicado aún: el papel deficiente y decreciente del Estado.
Nadie puede negar que estamos en un entorno de insostenibilidad agroalimentaria pues cada año se incrementan las importaciones de alimentos en un 7% aproximadamente; que tenemos uno de los peores gasto público agropecuario de la región, y para rematar, uno de los peores Índice de Factores de Productividad; también falta una reforma institucional profunda; fuerte rezago tecnológico, escaso financiamiento, débil seguro agropecuario, insuficiente y descuidada infraestructura rural, y pobre asistencia técnica.
El vuelco es inevitable porque estas fuerzas ejercen impactos profundos en la vida política, económica, social y ambiental de la nación, y la realidad es que el órgano rector no alcanza a ser una institución de avanzada ni de metodología apropiada para la sostenibilidad.
Por tanto, el reto para el Gobierno es convertirla en un instrumento clave que pueda implementar un plan estratégico para guiar sus actividades para el suministro de alimentos, disminuir pobreza rural, promover la sostenibilidad y el manejo adecuado de los recursos naturales y del medio ambiente.
Suerte que el sector privado gana un gran espacio en la búsqueda del desarrollo sostenible y competitivo. Es penoso decir que podríamos prescindir del Ministerio y no se detendría la producción nacional.