SAN LUIS, EE.UU, Mlb.com.- Es posible que dentro de algún tiempo se repita la ceremonia de exaltación al Salón de la Fama del boricua Iván Rodríguez, sólo que con otro hijo ilustre de Puerto Rico, su más avanzado heredero actualmente en las Grandes Ligas.
Yadier Molina también vio la luz en la Isla del Encanto y acaba de cumplir 35 años de nacido. A esa edad, Rodríguez había ganado 12 guantes de oro y ya era el receptor con más galardones defensivos en la historia. Le faltaba el último, el número 13, que conseguiría en esa temporada de 2007.
Molina celebró su nuevo cumpleaños con ocho trofeos dorados en el aparador. Es una cantidad considerable. Además de su compatriota, sólo otro ligamayorista ha logrado tantos premios detrás del plato: nada menos que Johnny Bench.
Rodríguez y Bench han vuelto a copar los medios de comunicación por estos días, debido a la entronización del primero. Es imposible no compararlos. Por más que el segundo haya mostrado una dosis de fuerza con el madero, que en su momento le separó de todos sus colegas, con dos campañas sobre 40 jonrones, cada uno fue, en su propia época, la definición del careta perfecto, capaz de batear, guiar con tino a sus lanzadores y mantener a raya a los corredores rivales.
El menor de la familia Molina se les parece en eso, también. A partir de 2008, ha acumulado cinco cosechas sobre .300 con el madero y ha madurado como bateador. En ese lapso, ha sacudido 96 de sus 118 cuadrangulares, con .294 de promedio y .760 de OPS.
Es la defensa, sin embargo, lo que le acerca a los más grandes y le separa de otros célebres receptores puertorriqueños, como Jorge Posada, José Molina, Bengie Molina, Benito Santiago o Javier López.
El actual careta de los Cardenales de San Luis encabeza a todos los receptores activos con 41,2 por ciento de éxito ante los corredores que tratan de robarle bases. Bench dijo adiós con 43,5 y Rodríguez se retiró con 45,7 por ciento.
Ninguno de los dos miembros del Salón de la Fama, sin embargo, alcanzó el tope de 64,1 por ciento de dominio que mostró Molina en 2005, durante su segunda zafra con los pájaros rojos y su primera como titular. Es una cifra tan sobresaliente, en términos del béisbol moderno, que únicamente ha sido alcanzada en otra ocasión, contando a partir de 1958.
El oriundo de Bayamón tiene, en parte por eso, un WAR defensivo de 21.8, a pesar de estar todavía en un punto alto de su carrera. Bench, de acuerdo con el mismo cálculo de Baseball Reference, colgó los spikes con 19.3.
Rodríguez espera en lo más alto. Tiene el mejor WAR defensivo para un cátcher en la historia de la gran carpa, con 28.7, y el octavo más elevado para jugadores de cualquier posición. Su paisano es segundo entre los activos, sólo por detrás del antesalista dominicano Adrián Beltré, y manda con holgura entre quienes actúan detrás del plato. De hecho, ocupa ya el puesto 35 en la lista global que agrupa a los mejores defensores, encabezada por el legendario campocorto Ozzie Smith.
Molina, además, es uno entre apenas 18 mascotas con más de 300 dobletes conectados y parece quedarle tiempo suficiente para entrar al exclusivo listado de los que han superado los cuatro centenares, integrado sólo por tres miembros.
Rodríguez es el más conspicuo habitante de ese club y el único sobre 500 tubeyes. Porque el boricua fue bueno, muy bueno con el bate. Por eso llegó a 2.884 hits en su carrera y por eso tiene, a partir de ahora, una placa en Cooperstown.
Pero su heredero no desluce. De por vida, muestra una línea ofensiva de .284/.336/.400 que le sirve para acompañar con dignidad su notable desempeño al campo. Porque lo suyo es la defensa. Por eso es el sucesor de I-Rod en la MLB.
Molina, de hecho, encabeza a todos los receptores activos en asistencias, outs, dobleplays y juegos disputados. Poco a poco, va subiendo peldaños en los conteos de todos los tiempos. Ya tiene un lugar entre los 20 peloteros que han usado en más ocasiones la máscara y el peto, y únicamente ocho de sus colegas han completado más outs que él, desde el siglo 19.
Es esa habilidad defensiva lo que le mantiene en el camino que alguna vez recorrieron Bench y Rodríguez, los únicos receptores que han conseguido más guantes de oro que él entre todos los que han pasado por las Grandes Ligas.