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607 familias languidecen

607 familias languidecen

BARAHONA.-   Más de 3 mil personas que viven hacinadas en los barracones Savica y Camboya se encuentran expuestas a contraer enfermedades como leptospirosis y dengue, debido a las condiciones de higiene del entorno del lugar.

Se quejaron de que llevan más de 40 años en el lugar y que a pesar de que son 607 familias, las autoridades no se muestran indiferentes a su problema de insalubridad.

Recordaron que en 1997 25 familias fueron reubicadas en otros barracones próximo al liceo Federico Henríquez y Carvajal, después de que un incendio redujo a cenizas el lugar donde vivían.

Mientras que otras 312 familias viven en 12 líneas de los barracones de Camboya,  con 26 viviendas cada una. En tanto, que otras 120 familias habitan 10 líneas de los barracones de 12 viviendas cada una, los cuales están situados detrás del viejo Cine Baoruco.

 El presidente de la Junta de Vecinos de los barracones de Savica, Freddy Féliz (Cuco), dice que allí la insalubridad es el pan de cada día por lo que constantemente personas, en especial niños son trasladadas al hospital Jaime Mota afectadas de fiebre y otros síntomas desconocidos.

 “Aunque deficientes, aquí tenemos servicio de agua potable y energía eléctrica, pero casi no hay sanitarios, por lo que uno de los pocos existentes es utilizado por cinco y hasta diez familias”, comentó el dirigente barrial.

 A kilómetros se palpa el estado de deterioro de la mayoría de lo barracones de estos  algunas de cuyas viviendas prácticamente están destechadas por lo que los rayos del sol penetran directamente a su interior, así como el agua cuando llueve.

 Otro problema para esa pobre gente lo constituye el hecho de como sus vías no están pavimentas, en tiempos de sequía el polvillo que se levanta cuando pasa un vehículo o sopla la brisa penetra al interior de las viviendas ensuciando toda la ropa y haciendo irrespirable el aire.

 En tanto, que el señor Gustavo Medina, quien lleva más de 32 años residiendo en los barracones de Camboya, asegura que en el tiempo que tiene allí ha visto morir personas adultas y niños a causa de diferentes males infectocontagiosas, peligro que siempre está latente en esa área por la suciedad y la antihigiene que la caracteriza.

 “Fíjense periodistas”, exclama alarmado Medina señalando hacia el lugar donde hay un pozo séptico. “Miren, es en ese pozo séptico es que todas las familias de aquí  en diferentes envases depositan la materia fecal, por la falta de sanitarios y ninguna de las autoridades ni políticos que pasan por aquí se fijan en este inminente peligro”.

 “Estamos cansados de pedir a las autoridades de Salud, a las municipales y al gobernador provincial que por Dios hagan algo para ver como se reduce a su más mínima expresión el estado de insalubridad que reina en este lugar”, comentó Medina, a quien el peso de los años ya se le nota en su cara y la calva de su cabeza. Aquí también hay servicio de luz y agua potable.

 La situación de los residentes en los barracones detrás del viejo Cine Bahoruco es un poquito mejor a la de barracones de Savica y Camboya, ya que la insalubridad es menor, pero esto no significa que allí no estén las puertas abiertas a la leptospirosis, dengue y otras enfermedades.

 El señor  Freddy Nelson Féliz Reyes, dice que algunas casas tienen individualmente sus sanitarios y los construidos en el área, cuyo número es muy reducido, son utilizados por los  familias que aún no los han podido construir.

 Narra Féliz, que el 7 de marzo del 2000, siendo Hipólito Mejía presidente de la República, ese día en horas de la noche, un incendio de origen desconocidos redujo a cenizas las diez líneas de barracones, lo que obligó a las 120 familias a alquilar viviendas y otras a refugiarse en casas de parientes y amigos. Pero esa vez, rápidamente las autoridades de turno reconstruyeron los barracones y las familias volvieron a vivir allí hasta la fecha.

 “Periodista aunque aquí hay servicio de energía eléctrica y agua potable, esto es un infierno y no sabemos cuando saldremos del mismo, porque departe de nuestras autoridades no vemos nada prometedor al respecto”, comentó.

 Tanto Freddy Féliz, como Gustavo Medina y  Féliz Reyes, dicen que ahora como en toda época de campaña electoral, los aspirantes a cargos electivos congresuales y municipales, visitan los barracones dando dádivas a la gente.

 Y además, prometiendo como siempre que cuando lleguen gestionarán ante el presidente de la República de turno que nos construya un complejo habitacional donde podamos vivir como seres humanos.

 Dicen reconocer que eso es pura demagogia porque el sólo afán de esos políticos es buscar votos a su favor. “A veces pensamos no votar por nadie pero siempre acudimos a las urnas, tras llegar a la conclusión de que es mejor hacerlo que no hacerlo”, coincidieron los tres humildes padres de familias,  ninguno de los cuales tiene trabajo actualmente.

 Mirando la situación desde los diferentes ángulos, el caso de esos barracones es el mismo. El estado de hacinamiento en que vive esa gente es horrible, a lo que se suma la insalubridad y el estado antihigiénico imperante.

 No obstante, estas familias dicen estar obligados a seguir esperando para ver si quiera Dios que algún día las dependencias del gobierno y municipales caen en manos de gente que tenga sensibilidad humana, se conduelan y hagan algo por ellas.

 Los que ahora aspiran a senador, síndicos, diputados y regidores en su campaña proselitista casi a diario visitan los barracones barahoneros, distribuyendo “funditas” y “pesitos” en busca de votos, pero cuando llegan a esos cargos, por esos lugares nadie los ve ni en muñequitos.

 Un poco de historia

A finales de 1966 y tras ganar las elecciones presidenciales del 16 de mayo de este año, el extinto Joaquín Balaguer en ese entonces presidente del país, inició la construcción  de tres proyectos habitacionales aquí: Los multifamiliares en una parte del barrio Villa Estela; en lo que hoy es Alto Velo, así y Las Flores (antiguo barrio el Semillero), por lo que construyó los referidos barracones donde alojó provisionalmente las personas que se les derribaron sus casas para dar paso a las importantes obras. 

Cuando estos proyectos fueron concluidos, a las familias que fue alojadas en los referidos barracones para la construcción de los proyectos,  se le entregó a cada de ellas un  apartamento, donde comenzaron a vivir como seres humanos.

El Nacional

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