(I)
En una disyuntiva, por la sobreoferta para cargos oficiales, estaría batiéndose el presidente Luis Abinader, en el momentum en que la sociedad se sumerge en una ancha expectativa, a propósito de las aguardadas nuevas designaciones y la rotación de funcionarios. Suponemos que estará pensando en no dar la sensación -con muchas postalitas repetidas- de comenzar un gobierno que luzca envejecido y en la frescura para impactar positivamente, en consonancia con el cambio.
Aspiramos a que Abinader seleccione a incumbentes competentes, escuchas y tolerantes, austeros, respetuosos, entregados e íntegros, en virtud de que su nueva intendencia presidencial podría ser socialmente más crispada, en la obligación de consolidar la gobernabilidad democrática institucional y continuar la recuperación y la sostenibilidad económica.
Abinader cosechó la victoria comicial con su PRM y el respaldo de más de 20 partidos y unos 80 movimientos, por lo que unos 5 mil están detrás de más de 2 mil cargos, y más de 300 funcionarios desean que no les toquen en sus puestos. Por doquier nos preguntan, como periodista, quiénes se quedan y cuáles se van, y respondemos que creemos que el jefe de Estado no ha delineado, terminantemente, el relanzamiento del Gobierno. Por esa razón, vamos a plantear una novena que pueda ser útil en el rediseño del nuevo gabinete ministerial:
1.- No dejaría en el mismo cargo a los que lo han ocupado durante estos cuatro años, y confirmaría a los que no tienen cuatro años y han realizado una labor encomiable.
2.- Colocaría en lista negra a los actuales que las auditorías de los órganos que guían revelen sospechosas inconsistencias.
3.- Excluiría de la nómina estatal a los que se estampen con un insatisfactorio desempeño en la gestión institucional; que no han resuelto dificultades encontradas o surgidas, y se escudan en excusas.
4.- Dejaría vacante a los que han sido jefes de entidades en los dos anteriores gobiernos, y los pondría como asesores honoríficos.
5.- Sacaría de juego a los que han sido controversiales, puestos en tela de juicio o no hayan presentado su declaración jurada de bienes.
6.- No designaría a los cuestionados que han sido altos incumbentes en administraciones precedentes.
7.- Pondría en reserva a partidarios que aspiran a la Presidencia de la República en las elecciones del 2028, para que no usen recursos del Estado en sus pretensiones.
8.- Les daría bola negra a los que ocupan altas funciones en el PRM, a fin de que a este le dediquen el tiempo requerido.
9.- Llamaría a montarse en el tren oficial a intelectuales, escritores y otros profesionales de reconocida honradez, capacidad y coraje, para que ayuden a ejecutar proyectos y programas en el actual contexto de volatilidad económico-financiera e incertidumbre política global.