Opinión Articulistas

Abinader, ¿quiénes se quedan?

Abinader, ¿quiénes se quedan?

Oscar López Reyes

(I)

En una disyuntiva, por la sobreoferta para cargos oficiales, estaría batiéndose el presidente Luis Abinader, en el momentum en que la sociedad se sumerge en una ancha expectativa, a propósito de las aguardadas nuevas designaciones y la rotación de funcionarios. Suponemos que estará pensando en no dar la sensación -con muchas postalitas repetidas- de comenzar un gobierno que luzca envejecido y en la frescura para impactar positivamente, en consonancia con el cambio.

Aspiramos a que Abinader seleccione a incumbentes competentes, escuchas y tolerantes, austeros, respetuosos, entregados e íntegros, en virtud de que su nueva intendencia presidencial podría ser socialmente más crispada, en la obligación de consolidar la gobernabilidad democrática institucional y continuar la recuperación y la sostenibilidad económica.

Abinader cosechó la victoria comicial con su PRM y el respaldo de más de 20 partidos y unos 80 movimientos, por lo que unos 5 mil están detrás de más de 2 mil cargos, y más de 300 funcionarios desean que no les toquen en sus puestos. Por doquier nos preguntan, como periodista, quiénes se quedan y cuáles se van, y respondemos que creemos que el jefe de Estado no ha delineado, terminantemente, el relanzamiento del Gobierno. Por esa razón, vamos a plantear una novena que pueda ser útil en el rediseño del nuevo gabinete ministerial:

1.- No dejaría en el mismo cargo a los que lo han ocupado durante estos cuatro años, y confirmaría a los que no tienen cuatro años y han realizado una labor encomiable.

2.- Colocaría en lista negra a los actuales que las auditorías de los órganos que guían revelen sospechosas inconsistencias.

3.- Excluiría de la nómina estatal a los que se estampen con un insatisfactorio desempeño en la gestión institucional; que no han resuelto dificultades encontradas o surgidas, y se escudan en excusas.
4.- Dejaría vacante a los que han sido jefes de entidades en los dos anteriores gobiernos, y los pondría como asesores honoríficos.

5.- Sacaría de juego a los que han sido controversiales, puestos en tela de juicio o no hayan presentado su declaración jurada de bienes.

6.- No designaría a los cuestionados que han sido altos incumbentes en administraciones precedentes.
7.- Pondría en reserva a partidarios que aspiran a la Presidencia de la República en las elecciones del 2028, para que no usen recursos del Estado en sus pretensiones.

8.- Les daría bola negra a los que ocupan altas funciones en el PRM, a fin de que a este le dediquen el tiempo requerido.

9.- Llamaría a montarse en el tren oficial a intelectuales, escritores y otros profesionales de reconocida honradez, capacidad y coraje, para que ayuden a ejecutar proyectos y programas en el actual contexto de volatilidad económico-financiera e incertidumbre política global.