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Abinader y la patria

Abinader y la patria

Hugo A. Ysalguez

El presidente Luis Abinader ha dado pruebas fehacientes y palpables de su defensa a la soberanía, y a rechazar todas las presiones internacionales para que la República Dominicana, sea un campo de refugiados haitianos y detenga la deportación de indocumentados, peticiones que se inscriben en el marco de una injerencia inaceptable sobre la autoridad del gobierno de ejercer el control migratorio y estar investido del poder de trazar su política exterior, lo que constituye una franja del derecho interno e internacional, colocando una barrera contra naciones y organismos foráneos pretender derribar e imponer sus despreciales designios.

Abinader, forrado de un nacionalismo de acero, infranqueable, demostrando que es un protector del decoro y la dignidad de la Patria, hace muchos meses dejó fijada su posición sobre la crisis de Haití, un país con un Estado colapsado, donde las pandillas criminales siguen cometiendo atrocidades contra la propiedad pública y privada y ciudadanos indefensos, un panorama muy oscuro y violento que ninguna potencia ni entidades internacionales se atreven enfrentar.

“No se ha actuado con la debida contundencia y urgencia para desplegar una misión en Haití, para dar carácter sólido y el régimen de consecuencias que amerita restablecer el orden en esa nación”, expresó el jefe de Estado ante la Asamblea de la ONU, y ante de ese grito clamando por el convulsionado país, enrostró a esa institución exhibir una gran pasividad de buscar caminos que conduzcan a detener las matanzas y hambruna que devasta al fragmentado de territorio.

En otra comparecencia en la ONU, el primer mandatario alertó: “no esperemos a que la próxima advertencia sea una crónica de una tragedia anunciada “, y a seguidas volvió a remachar “no hay ni habrá nunca una solución dominicana al problema haitiano“, advertencia contenida en un lenguaje claro y preciso que no deja lugar a dudas, y sin embargo, La ONU, potencias imperiales y ahora Amnistía Internacional sigue con presiones indebidas para que carguemos con la miseria y violencia haitiana, cuando no tenemos recursos para enfrentar una deuda social acumulada, con múltiples falencias.

“El tiempo se agotó “, proclamó Abinader en el último foro de la ONU”.