Amor
“A mi hermana Yve, previo a la Nochebuena”.
No te pido que te cuides/ esa delgadez extrema, /sólo pido que me mires /con esa mirada buena/ Tus ojos no son luceros /que alumbran la madrugada/ pero si me miran siento /que me tocas con tus manos”. Era viernes por la tarde. No tenía en agenda más trabajo: ni míos ni ajenos, entonces los vi. Por los versos de la canción de Pablo Milanés que se titula “Amor”.
Iba camino a la policlínica donde trabajé por 16 años y el tapón que se forma en la Josefa Brea me permitió apreciarlos al frente de la guardería infantil preescolar “Manos Ayudadoras”.
Ella debe tener 3 años vestida con ropas sencillas, de pobre, pero ordenada y limpia; él unos 23 con unos pantalones “shorts” largos y una gorra volteada, parece “tiguere” o “jevito”, pero no se aprecia como tal.
Luce ser su padre, y la va a recoger a ese centro que también tiene un lema en su fachada: “Educando sus hijos basado en principios cristianos y valores”.
Fue verdaderamente tierno cuando se la entregaron, tomó la mochilita, cogió la lonchera mientras le daba un beso y la tomaba con la mano y caminaban en aparente felicidad por reencontrarse.
Gracias al tapón pude seguirlos un buen trayecto y sentí algo de envidia porque se me han quedado en el pasado esos momentos de disfrute, pero como nunca dejo de buscarle la “quinta pata al gato” me pregunté si él pudo enterarse que para favorecer compromisos el gobierno se inventó seguir entregando por pedazos la seguridad social y uno de los últimos zarpazos fue desbaratar el CONDEI, que prohijaba estancias infantiles similares a donde estaba su hija, para crear una estructura repetitiva y nombrar más botellas.
Ojalá que el Gobierno, que ha tenido la valentía de frenar el monopolio del transporte, observar el Código Penal, se decida a remover el matriarcado y la gerontocracia que tiene en las cuatro esquinas al sector salud, empezando por aprovechar la Reforma a la ley 87/01 y eliminar a las ARS privadas.
