(III)
Algunos historiadores han replicado que Luperón no era tan idealista, y que renunció a la presidencia después de un año porque tenía más interés en vivir en Puerto Plata y sus actividades económicas que en los principios.
Aun así, Luperón es digno de mención por sus muchas acciones innovadoras, entre ellas el “apoyo a los jóvenes para que ejercieran sus oficios con independencia”, aunque como decía Borges: “La juventud es un estado que se malgasta en los jóvenes”; como lo demuestra el fallido Ministerio de la Juventud, máquina de promover carreras y viajes para una juventud ávida; y el comportamiento soberbio de jóvenes funcionarios cuyas pasiones a favor y en contra de sus elegidos es vox populi.
De lo que escribiré hoy es de su selección de Monseñor De Meriño, el 29 de mayo de 1879, por: “no haber podido ser más que un soldado de la libertad y del derecho, incapaz de soportar el peso agobiador de la Suprema Magistratura del Estado”.
Eso se llama modestia, sentido común y conciencia de sus limitaciones, y es loable, al margen de que le encantara Paris y su papel como ministro plenipotenciario en Europa.
El primero de septiembre de 1880, Mons. De Meriño se juramentó, beneficiándose de los frutos que había sembrado Luperón, quien dejó el país en paz, con más de RD$70,000.00 pesos en la caja de Administración y Hacienda que no estaban comprometidos con la deuda pública.
Amnistió a todos los exiliados y presos políticos (algunos de los cuales luego conspiraron contra él, como De Moya y Braulio Alvarez); y profundizó las medidas de Luperón. Creo un Boletín Judicial para informar sobre la aplicación de las sentencias de la SCJ, (algo que necesitamos se retome); establecido Cátedras de Derecho Civil, Constitucional e Internacional, Medicina, Cirugía y Farmacia. Fundo la Escuela Normal de Santiago; una Junta Provisional de Estudios en Montecristi y establecido Escuelas Superiores en La Vega, Azua, El Seibo, y Samaná.
Cedió al padre Billini, en 1889, el Edificio San Andrés para una Casa de Beneficencia y el antiguo Convento de San Francisco para un asilo de dementes y Casa de Salud. Y otro a la Filarmónica.
Prohibió la libertad bajo fianza en materia criminal; y creo un cuerpo de policía y seguridad publica en la capital. Repatrio los restos de Duarte y a su familia, a la cual pensiono.
Devolvió al Arzobispado el Convento de Santa Clara, y el 11 de junio de 1883 el Papa Leon XIII dispuso el restablecimiento del Cabildo Eclesiastico de Santo Domingo.
Acciones disminuidas por el Decreto de San Fernando que tanto hiciera llorar a Salome Ureña, fusilando todos sus insurrectos.
Continuaremos.