Opinión Carta de los Lectores

Bienestar general

Bienestar general

En el país hay diferentes mecanismos para analizar la economía. Hay desarrollo en la supra  estructurar, pero se mantiene con un dejo de amargura en los cuadros bajos y periféricos.

Es como si la economía fuera elitista, procura más riquezas a los que de por si son poderosos, pero hunde a ras de la miseria a los que tienen menos recursos.  Los viejos tratados  de la añeja izquierda, ya carcomidos por las polillas, hablan de división de clase y capitalismo brutal.

Hoy de lo que se trata es de mezclar intereses, que el Estado subvencione niveles de pobreza y establezca impuestos para los que puedan pagar. Se da el caso de que en muchas ocasiones el empresariado coloca la carga impositiva a los productos, y es el pueblo llano que paga.

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El gobierno, ante el panorama de pobreza creciente, tiene que subvencionar la vida de los que padecen hambre y miseria. Es una carga social a la que se debe hacer frente. La equidad y la tranquila avanzan unidos a manejar una buena carga económica.

Las estadísticas oficiales hablan de abundancia en el país y un desaceleramiento que es bienvenido, pero queda investigar porque la pobreza a continuado su marcha. El único camino para mejorar los nivele de vida es la subvención de la comida, las medicinas y los servicios.

Invertir en un plato de comida para los pobres no va a solucionar los problemas de exclusión social, pero aminora los reclamos y los tremendismos. No hay ahora mismo activistas sociales para prender fuego en las hogueras de los don nadie.

Hay que sectorizar la lucha contra la pobreza tomando en cuenta la correlación de fuerzas entre los campesinos y los desempleados, chiriperos y vendedores ambulantes de las grandes ciudades. Ahí es donde debe haber más ayuda y asistencia social.

Las estadísticas que da a conocer periódicamente el Banco Central colocan la canasta familiar en el marco de los 40 mil pesos, mientras que el tope del salario mínimo franquea los 22 mil pesos mensuales.

La verdadera política de mejoramiento social debe tomar en cuenta lo rápido que la inflación y  el agiotismo se tragó el aumento del tope salarial. Los reajustes en los precios de los comestibles, lo tienen que pagar todos los dominicanos, trabajen  o estén desempleados.

El gobierno logra mejorar la supra-economía y ese es un buen signo, pero no puede descuidar a los de abajo, lo que están fuera de los parámetros del progreso. Un precio de la tranquilidad social.

Manuel Hernández Villeta

El Nacional

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