Opinión Carta de los Lectores

¿Bonanza?

¿Bonanza?

Es fácil hablar de cuadros de desarrollo o de miseria cuando se está en aire acondicionado, computador al frente y maquillando las estadística. La Comisión Económica para América Latina se queda en los encuadres frío, sin emociones.

Siempre maquilla graves problemas sociales en nuestros países de América Latina, y en sus guarismos la pobreza no existe, sino crecimiento o descrecimiento de la economía.La frialdad de esos balances le hace ser poco objetivos. De hecho aumentan en la misma proporción la riqueza y la miseria. El gran crecimiento económico está encima de hombros del abandono social.

Hay que reconocer el crecimiento económico en medio de la pobreza. Cuando se hacen los análisis se tiene que reportar lo bueno y lo malo, pero en ocasiones hay poca objetividad. Anteojeras para ver solo una parte del problema.

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Los cuadros de la CEPAL no son de rechazar, sino de analizar con objetividad. Dependiendo del lado que usted se encuentra los puede aplaudir o rechazar. No solo es un rejuego de palabras, sino que se interactúa con seres humanaos. Protección para el más frágil y necesitado.

En todos los países del Caribe, y otros de América Latina, la CEPAL encuentra un desarrollo sostenido o ligeras reducciones que no tienen la mayor importancia. Siempre habla de recuperación e impulso sostenido para esas economías.

Para la República Dominicana hay un ligero aumento en el camino del desarrollo del tres por ciento. En la super-estructura nacional es casi seguro que hay un aumento sostenido de los niveles económicos. Sería necio negarlo.

Las estadísticas del Banco Central destacan que la inflación aumentó en el país en un 3.40 por ciento, lo que se considera manejable y de, hasta cierto punto, poco importante. ¿Sobre quién recae el peligro de la inflación?

Pero esos encuadres también destacan que aumentaron de precios en los últimos meses los alimentos, las medicinas, ls vivienda y los servicios.

Realidades que no se pueden tapar, así como el considerar que se arrincona a los que tienen un salario reducido. Las estadísticas oficiales hablan de una canasta familiar que crece como la espuma, y que se traga el salario mínimo aprobado recientemente.

Artículos como la carne de pollo llega a costar cien pesos la libra, mientras que los panes se aumentan y se le reduce el peso. No son datos baladíes. Los pollos y los panes de agua o sobao constituyen renglones básicos en la economía popular. Por lo menos que sea realista la recopilación de los datos y se haga el equilibrio social.


Manuel Hernández Villeta

El Nacional

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