Tan reñida está la contienda por la presidencia de Estados Unidos entre la demócrata Kamala Harris y el republicano Donald Trump para las elecciones del 5 de noviembre, que ha surgido la posibilidad, por la característica del sistema de votación, de un empate entre ambos.
Una encuesta daba a cada uno el respaldo de 269 delegados distribuidos en los diferentes estados. Son 538 en representación de los 50 estados, entre los cuales California cuenta con 54 y Woyoming con solo tres, puesto que los delegados se calculan en función de la cantidad de habitantes de las demarcaciones.
En la nación el mandatario no se elige por voto popular. En caso de un empate entonces corresponderá a la Cámara de Representantes, que se elige el mismo 5 de noviembre, decidir por votación de un delegado por estado al nuevo gobernante.
La narrativa de Trump ha elevado el interés en unos comicios, que además de su calado interno, se efectúan en medio de un convulso panorama internacional.
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Las masacres de Israel en Palestina y Líbano, así como la incursión de Rusia en Ucrania no dejan de gravitar, por el desafío que representan, en el proceso electoral de Estados Unidos.
La misma incertidumbre que suele darse en los procesos en la región, salvo honrosas excepciones, se plantea en las votaciones estadounidenses, a tal punto que está por ver si Trump aceptaría una derrota en las urnas.