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Carmina Burana en concierto

Carmina Burana en concierto

Las principales obras de Carl Orff están dedicadas a la escena, entre las cuales se destaca la popular Carmina Burana.

Carl Orff, compositor y director alemán nacido en Múnich en 1895, estudió en la academia musical de esa ciudad hasta 1914.

Sus principales obras están dedicadas a la escena, entre las cuales vale destacar la popular Carmina Burana, con la cual finalizará el día 31 de este mes la Temporada Sinfónica 2018 de nuestra suprema agrupación orquestal.

En las composiciones de este autor prevalece un hermoso lenguaje musicalizado de auténtica y variada originalidad.

El músico alemán fundó en su ciudad natal en el año 1924 la Escuela Gunther, dedicándose fundamentalmente en ella a la enseñanza musical de niños.
Carl Orff compuso al principio obras apegadas a las formas tradicionales del arte musical, pero luego, orientado por sus ideas sobre el necesario acercamiento libre, intuitivo y espontáneo al ritmo, el movimiento y la improvisación, empezó a elaborar la mayor parte de sus obras basadas en armonías simples.

A eso se debe que en Carmina Burana, su afamada cantata escénica, el ritmo y la armonía predominan sobre la melodía y el contrapunto.

Es oportuno señalar que toda la música seria y de prestigio hasta el siglo XVI era vocal, mientras los instrumentos se empleaban de manera absoluta para sostener el acompañamiento de las voces, y como partes secundarias.

Esa fue la causa de que las obras dedicadas a la voz se conocieran como cantatas, una manera de diferenciarlas de las utilizadas para los instrumentos, denominadas sonatas.

La palabra cantata comenzó a utilizarse en el siglo XVII para nombrar una composición escrita en varias partes, como arias, coros, recitativos, dúos, y destinada a algún suceso mitológico, dramático, o épico.

De acuerdo al carácter de su texto, y al lugar donde se interpretara, la cantata fue clasificada en “de cámara o profana, y en da chiesa o sagrada.

La profana era una escena de ópera limitada en lo relativo a dimensiones y personajes, carente de acción, y la sagrada consistía en un oratorio de proporciones reducidas.
De ambas Bach escribió más de doscientas sobre el texto dominical alusivo a los evangelios, y en horario matinal de ese día las dirigía en algún servicio religioso.
De esta labor realizada durante años surgieron creaciones reverenciadas por la humanidad.

En Carmina Burana la magnífica y laureada soprano dominicana Paola González arrullará al auditorio con el cautivante sonido de su voz, que citando una vieja canción, es “susurro de palma, ternura de brisa.

Las exitosas actuaciones que a nivel internacional ha realizado esta exquisita dama del bel canto ocupan largos espacios en el papel de los programas de los conciertos donde hace gala de su talento.

En las composiciones polifónicas la voz femenina superior y más elevada recibió el nombre de soprano, que en italiano significa “por encima”.

En los coros la soprano no solo es la voz más alta del contrapunto, sino que además era la persona que tenía a su cargo esa parte, representada en los coros por mujeres y niños. Sobre la soprano se agrupa la mayor literatura del teatro cantado, de lo que se deriva la gran importancia que ha tenido en el mundo de la ópera, y también el nombre de primadonna que le dan los italianos.

El aclamado tenor colombiano Luis Carlos Luque ostenta entre sus triunfos haber sido finalista en el Concurso Nacional de Canto de la OFB 2017; ganador del concurso de Solistas del Conservatorio Unal, y Concurso de Solistas Festival de Orquestas Fantasía Coral 2017.

En el universo de la música sinfónica los tenores reciben críticas por su egocentrismo y vanidad, pero sin lugar a dudas ocupan un lugar preferencial en el interés del público operístico.

Paola González y Luis Carlos Luque serán secundados por las voces del aplaudido Coro Nacional que dirige el versátil y dedicado director Elioenai Medina.

Lo que antecede alcanza grandiosa culminación con la conducción de un maestro dominicano que está a la altura de las más famosas batutas del universo sinfónico de todos los tiempos, que es el insuperable e inimitable José Antonio Molina.
Un inspirado, apasionado y exaltado melómano criollo diría, con rostro carente de rubor, que sin los conciertos de temporada de la Orquesta Sinfónica Nacional, las noches no le gustan.

El Nacional

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