Opinión

Carta al Senado

Carta  al Senado

Susi Pola

Honorables Senadores y Senadoras:

La posibilidad de una misiva pública, motiva esta comunicación directa a través del espacio mantenido hace exactamente 20 años, los martes de cada semana, en este vespertino El Nacional. Un privilegio que valoro y a través del cual agradezco la oportunidad que ese hemiciclo está dando a la sociedad dominicana para manifestarse en un período de reflexión previo a la promulgación de la reforma al Código Penal dominicano.

En nuestro caso, nos sumamos al debate político sobre la despenalización del aborto por eximentes, propuesta del Presidente Medina en diciembre de 2014, que sabemos, Uds. y la población entera, es la principal atadura que mantiene el cierre de la decisión por una nueva ley penal en el país, necesitada y esperada.

Para Uds., Honorables, es un tiempo difícil porque las dominicanas esperamos, en justicia, que se despojen de la lógica moralista religiosa mantenida en un contexto de presiones y amenazas, para pensar como personas hacedoras de leyes para toda la nación, con cavilaciones científicas, oportunas y justas, que coloquen a más de la mitad del país en el respeto y goce de sus derechos fundamentales.

Y es importante saber que si se prefiere mantener la política de criminalización total establecida en la ley francesa de 1844, obviando la relevancia de esto en el perfil epidemiológico de la salud de la mujer dominicana y las graves implicaciones personales, familiares y sociales, seguiremos violando los derechos humanos y de salud de la mayoría de la población y en la lógica de doble moral, también base de la violencia social.

Es que, la categoría de ilegalidad total, hace que las mujeres no solo se realicen abortos en condiciones de alto riesgo, y se mantenga la alarma para el sistema de salud por la mortalidad materna, sino que también hace que haya más abortos en los países donde se condenan todas las causales, que en aquellos que lo despenalizan.

El acceso legal y seguro al aborto tiene que ser una dimensión no negociable de la igualdad entre las personas, que pertenece a la agenda de los derechos humanos de las mujeres, para lo que solo hay que tener presente el marco sexual y reproductivo de la salud y los derechos. Pero además, el aborto debe ser visto como un tema crucial en el debate contemporáneo sobre democracia, porque nos obliga a revalorizar seriamente la relación entre la Religión, el Estado y los Derechos Humanos de las personas.

Las dominicanas esperamos por Uds.!

El Nacional

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