La UASD y revuelta de abril
Señor director:
Para el venidero día 27, la Vicerrectoría de Extensión de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), bajo la dirección del maestro Rafael Nino Féliz, tiene organizado un sensacional concierto para conmemorar el cincuentenario de la más alta expresión del sentimiento patriótico de los dominicanos del siglo XX, la Guerra Patria iniciada el 24 de abril del 1965.
Teniendo como escenario los alrededores del lugar en donde se encuentra la estatua del patricio Juan Pablo Duarte, en el Alma Mater, los amantes de la música consciente y no alienadora tienen una opción importante para rendir tributo a un acontecimiento que puso de manifiesto el inmenso amor por la patria y la democracia,
Desde las cinco de la tarde del venidero martes, Los Guaraguao, Vicente Feliu, Manuel Jiménez, y Víctor Víctor, entre otras figuras cumbres del quehacer artístico democrático, estarán presentándose en ese concierto gratuito para tocar las sensibles fibras del alma contestataria del deprimente estado de cosas en nuestro país.
Está demás decir que, todos los que aman las libertades públicas, el respeto a los Derechos Humanos y se identifiquen con la Revolución de Abril deben asistir para rendir honores a los hombres y mujeres que enfrentaron a las fuerzas reaccionarias y los invasores norteamericanos del 1965.
Ese concierto es un buen evento para que los artistas y público se confundan en un sólo aplauso y resalten las acciones llevadas a cabo por los coroneles Francisco Alberto Caamaño Deñó, Rafael Fernández Domínguez, Manuel Monte Arache, capitán Héctor Lachapelle Díaz, mayor Claudio Caamaño y muchas otras expresiones militares que supieron colocarse en un lugar preferente en la historia de nuestra violada soberanía nacional.
De igual modo, los dominicanos de buenos sentimientos deben decir presente y dar gracias a quienes fueron capaces -en esa época- de batirse a tiros limpios con los invasores del más poderoso ejército del mundo.
A cincuenta años de esa epopeya militar y patriótica, no hay nada mejor que mostrar la gratitud eterna a los hombres y mujeres que valientemente escribieron con pólvora una bella página en la historia y ser ejemplo en el mundo de que una pequeña isla fue capaz de mantener a rayas a quienes creyeron que nuestro pueblo no tenía dignidad.
Atentamente,
Domingo Batista