Morir por manos propias
Señor director:
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Una de las investigaciones más conocidas y ponderadas, es la que lleva por título “El Suicidio”, y su autor es el sociólogo francés Emilio Durkhein. Pocos trabajos sobre el tema en cuestión, han podido prescindir de lo escrito por Durkhein. Este investigador define el suicidio como “todo caso de muerte que resulta directa o indirectamente en un acto positivo o negativo llevado a cabo por la propia víctima que sabia que iba a producirse ese resultado”.
Para este autor existen fundamentalmente tres tipos de suicidios: Suicidio egoísta, suicidio altruista, y suicidio anómico. El suicidio egoísta es el individualista. “Si en este caso el lazo que une al hombre a la vida se relaja, dice este autor, es porque el lazo que le une a la sociedad se ha desatado”. En esta opinión los suicidios, aun siendo egoístas, tienen que ver con lo social.
Entiende que el suicidio altruista se comete por un ideal, un acto de sacrificio que resulta de un profundo altruismo (obligatorio o no). El suicidio anómico es el que se explica, más racionalmente por la manera cómo influye el funcionamiento de los actos de la organización social. Lo anómico viene de una sociedad que no tiene normas, o que teniéndolas no las aplica, y cuando lo hace, es discrecional. Esta práctica genera un relajamiento de las normas, caldo de cultivo para múltiples males. La anomia es la falta de norma, freno, orden “no es cierto, dice Durkhein, que la sociedad humana pueda prescindir de todo freno”.
La implantación de un sistema sin orden institucional, adjunto de crisis económicas golpeando al unísono, tienen, sobre el comportamiento ciudadano, una nefasta influencia, y dentro de ella, el pensamiento y acción suicida están incluidos, pues lo derivado de la anomia social afecta el sentido de la vida como proyecto personal.
“La anomia, dice Durkhein, es, por tanto en nuestras sociedades modernas un factor constante y especifico del suicidio; es una de las fuentes de que se alimenta. En el suicidio egoísta los hombres no encuentran sentido a la vida, en el altruista este sentido le parece encontrarse más allá de la vida
misma; en el suicidio anómico, su vida ha sido alterada, y sufren las consecuencias”.
Leonardo Boff, analista y escritor brasileño, en un trabajo publicado por el Periódico Hoy el 20 de junio 2015, a propósito del piloto que junto a más de cien personas se suicidó en el avión, (y que anteriormente le habían diagnosticado estrés laboral) asoció el suicidio con las expresiones del nihilismo de nuestra cultura. Delante del misterio callamos, pasmados y reverentes, por más desastrosas que puedan ser las consecuencias”.
Atentamente,
Melania Emeterio