La politización de las medidas contra el coronavirus, sobre cuyas consecuencias se advirtió desde el primer momento, pasa una costosa factura a la población con el progresivo incremento de los casos en la región. Con la prudencia propia de un organismo de su naturaleza la Organización Mundial de la Salud (OMS) no ha tenido más que reconocer que la expansión del virus es el resultado de los errores para combatirlo en que han incurrido los gobiernos. No hicieron o no han hecho lo aconsejado por las circunstancias porque se ha puesto el costo o los beneficios políticos por encima de la salud de la población. El resultado ha sido la expansión de la pandemia, sin que se sepa cuándo podría aplanarse la tenebrosa curva. La OMS advirtió que la epidemia, cuyo epicentro se encuentra en América Latina, puede “ir a peor” si los gobiernos no toman medidas serias para combatirla. La realidad en este país, donde hasta ayer se habían reportado 929 muertes y el número de contagiados se elevó a 47,671, llevó al presidente Danilo Medina a solicitar otros 45 días de estado de emergencia. Ante perspectivas tan sombrías no se puede actuar con contemplaciones.
