El caso de la plaza que colapsó en Santiago representa un desafío, que en modo alguno puede pasar inadvertido, al principio de autoridad.
A pesar de que por irregularidades la construcción había sido paralizada por el Ayuntamiento de Santiago, el Ministerio de Vivienda y el Colegio Dominicano de Ingenieros (Codia), los propietarios, que se dice son de nacionalidad china, hicieron caso omiso a la ordenanza.
Suerte que solo dos personas resultaron heridas al desplomarse una obra que según el director de la Defensa Civil de Santiago, Francisco Arias, no cumplía con los requisitos técnicos. El caso, que debe investigarse a fondo, sugiere una fiscalización permanente de las construcciones de plazas comerciales, edificios, viviendas y muchas otras obras.
Con el desplome de la construcción se confirma que los propietarios no siempre hacen caso a las disposiciones oficiales o se las arreglan a través del soborno para burlarlas.
Son muchas las tragedias que ha habido en el país con construcciones que se realizan sin cumplir con los requisitos técnicos. Mismo pasa en construcciones públicas, pero por ahora no es lo que viene al caso ni se cuestiona.
En el caso de la plaza de Santiago es inaceptable que los propietarios ignoraran, sin medir las consecuencias, ordenanzas del Ayuntamiento y el Ministerio de Vivienda, como si el principio de autoridad no contara, de paralizar la construcción. Y todo, según las versiones, porque se quería inaugurar la plaza para el Viernes Negro.