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Cientos de haitianos usan franja de la frontera para penetrar “libremente” a RD

Cientos de haitianos usan franja de la frontera para penetrar “libremente”  a RD

LA VIGÍA. Dajabón. Centenares de haitianos utilizan una franja de más de 25 kilómetros de largo entre las ciudades de Montecristi y Dajabón, para penetrar a territorio dominicano, sin que las autoridades intervengan para detener ese flujo migratorio ilegal. La franja abarca desde las inmediaciones del Cruce de Copey, donde existe un puesto de chequeo del Ejército, hasta Cañongo, donde existe otro puesto de chequeo y a través del cual no pueden cruzar los inmigrantes indocumentados.

Luego de penetrar a territorio dominicano, los indocumentados se concentran en nueve comunidades del noroeste abandonadas por sus habitantes que se han trasladado a otras poblaciones como Montecristy, Villa Vásquez, y Santiago, en busca de mejoría económica.

Las comunidades donde se alojan los inmigrantes son La Juliana, La Cabuya, Jeremías, Senita, El Gómez, Isabel de Torre, batey Madre, Walterito, y batey Isabel.

En la comunidad de La Juliana, a 12 kilómetros de Montecristy, hay 122 viviendas, que están ocupadas por inmigrantes indocumentados, algunos de los cuales se ganan la vida “echando días” en parcelas agrícolas del lugar por el pago de 250 pesos.

Otros trabajan como obreros en las plantaciones agrícolas de la región como cortadores de guineos, lavadores, empacadores y vigilantes, donde ganan mil 500 pesos a la semana.

De paso

Inorelón Remelón, un robusto obrero haitiano, de 32 años, padre de un niño de seis meses, asegura que sus compatriotas no llegan a la región para quedarse, sino que buscan viajar a otros lugares como Bávaro y Punta Cana, donde hay trabajo y mejores condiciones de vida.

Remelón dijo que ningún haitiano quiere quedarse entre Dajabón y Montecristy comiendo “rechazos” de la empresa exportadora de guineos.

Explicó que el haitiano que llega al país lo hace empujado por la miseria en su tierra natal, y que sólo busca mejorar su situación económica.

Explicó que el indocumentado haitiano llega porque quiere darle de comer a sus hijos, inscribirlo en una escuela y poder comprarle la medicina cuando se enferma.

Lamentó que todos los problemas de República Dominicana se los atribuyan a los haitianos, “gente humilde que trabaja muchas horas bajo el sol y en condiciones difíciles, que los dominicanos ya no aceptan”.

“Sólo queremos conseguir un trabajo y vivir tranquilos”, dijo Remelón, quien pasó cuatro años y medio en Bávaro como obrero de la construcción.

Reveló que lleva dos años y medio en La Juliana junto a otros compatriotas, ganando tan poco dinero que en muchos casos no le alcanza para comer.

Viven tranquilos

Lucilo Pierre, Inorelón Remelón, Luis Athis, agradecieron a las autoridades dominicanas que les permiten vivir tranquilos, sin persecución ninguna en las nueve comunidades del noroeste.

Dijeron que muchos han traído sus familias desde Haití, pero que otros ganan tan poco dinero que no han podido juntarse con sus esposas e hijos, como desean.

Aseguraron que no han invadido ninguna población, ya que sólo se limitan a ocupar lugares abandonados donde no hay agua potable ni electricidad.

 

En Números

400
familias haitianas
viven en las nueve comunidades del noroeste, entre Dajabón y Montecristy.
Las familias han logrado aposentarse en el lugar, debido a la escasa vigilancia de las autoridades de la zona que sólo vigilan las carreteras.