Opinión Articulistas

Circunvalación de Baní

Circunvalación de Baní

Alberto José Taveras

La reciente inauguración de la Circunvalación de Baní es un ejemplo palpable de cómo una visión de futuro puede materializarse en obras que transforman realidades. En un contexto político donde la confrontación suele ocupar más espacio que las realizaciones, resulta justo reconocer cuando un gobierno da pasos firmes y visibles. La Circunvalación de Baní no es solo una carretera, es un motor para la economía regional.

Su puesta en funcionamiento reducirá el congestionamiento en el centro urbano, disminuirá tiempos de traslado, abaratará costos logísticos y potenciará el comercio y el turismo de toda la región Sur. Es, sin exagerar, una obra estratégica que responde a necesidades de décadas y que ahora se convierte en realidad gracias a una gestión decidida.

El ministro de Obras Públicas, Eduardo Estrella, fue claro al señalar que esta inauguración no es un hecho aislado, sino parte de un plan de infraestructura que incluye importantes proyectos que están en curso y que serán entregados en los próximos meses. Obras viales, hospitales, acueductos y proyectos energéticos forman parte de un engranaje que busca equilibrar el desarrollo entre las distintas regiones del país.

Frente a esta realidad, la oposición mantiene su papel de fiscalizadora, como corresponde en democracia, pero hay que recordar que gobernar no se trata solo de discursos, sino de ejecutar soluciones. Las obras hablan con un lenguaje que la retórica política no puede opacar: kilómetros de asfalto, puentes que conectan comunidades, sistemas de agua que llevan vida, centros hospitalarios que salvan vidas.

Luis Abinader ha demostrado que la transparencia y la planificación pueden ir de la mano con la eficiencia. Su estilo de gestión, cercano a la gente y abierto a la crítica constructiva, le ha permitido sortear obstáculos y mantener el ritmo de ejecución de proyectos en medio de desafíos económicos y sanitarios globales.

La Circunvalación de Baní es entonces, más que una carretera: es un símbolo de lo que puede lograrse cuando hay voluntad política, visión y compromiso con el desarrollo integral. Es también un mensaje claro a los dominicanos de que el progreso no se construye con promesas vacías, sino con resultados concretos.

A la hora de valorar un gobierno, no se trata de ignorar las críticas ni de cerrar los ojos ante los problemas que aún persisten. Se trata, sobre todo, de reconocer cuando las buenas intenciones se traducen en obras tangibles que mejoran la vida de la gente.

En este momento, la realidad es que el presidente Luis Abinader avanza con un norte definido y con obras que hablan más fuerte que cualquier eslogan.