La retórica y el dramatismo que suelen caracterizar la Asamblea General de las Naciones Unidas quedan relegados a un segundo plano con la masiva protesta celebrada en la víspera de la apertura contra los combustibles fósiles.

La manifestación sintetiza la creciente preocupación sobre el cambio climático, el gran responsable de la actual ola de calor, los frecuentes incendios forestales y de la crisis, al margen de otros factores, en la producción de alimentos.

Los combustibles son considerados los principales responsables de la contaminación y el calentamiento global.

Un informe de la propia ONU señala que si se quiere atajar la crisis climática la humanidad debe alcanzar en el pico de sus emisiones de C02 en 2025.

El problema es de tal gravedad que los expertos dicen que se deben tomar medidas inmediatas, razón por la cual líderes de la protesta en Nueva York reclamaron al presidente Joe Biden declarar la emergencia climática.

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“Biden, acaba con los combustibles fósibles”, “No podemos comer dinero”, “Los combustibles fósiles nos están matando” decían algunas de las pancartas enarboladas durante una protesta que los líderes mundiales no deben pasar por alto.

La preocupación es para que se preste más atención a la contaminación y los efectos que se sienten sobre el cambio climático. En la protesta había personas que llegaron de diferentes lugares del planeta para alertar a los jefes de Estado y sus representantes sobre el impacto de la crisis ambiental,