Llegó la Semana Santa, el periodo más sagrado de los cristianos, en el que se rememora la última semana de Jesús en la tierra que comprende desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección, trayendo consigo tradiciones que han pasado de generación en generación, que van desde la imposición de la cenizas, hasta la abstinencia de carne y escuchar música los Viernes Santos.
Con ella también llegan unas cortas vacaciones laborales y escolares. Para los niños esto significa descanso de las tareas, viajes con la familia, diversión y más diversión. Pero los pequeños de la casa son muy curiosos y llegará un momento en qué pregunten ¿por qué se celebra Semana Santa? Entonces, ¿Cómo puedes contestar esta interrogante?
La psicóloga clínica Leyshy Cabrera, especialista en clínica infanto juvenil, manifiesta que “las creencias son mecanismos psicológicos que permiten al individuo establecer un referente sobre cómo funciona el mundo, de modo que a partir de este mecanismo inconsciente se elabora una interpretación y esta conduce a una respuesta. Con todo esto quiero decir, que, por medio del ejemplo, los padres o cuidadores con explicaciones puntuales y palabras adaptadas a la edad del niño comienzan a nutrir ese referente, puede ser desde una postura espiritual y como creyentes, o incluso, como cultura general comprendida desde una postura de tolerancia y respeto hacia los demás”.
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Entre una pregunta simple como la del ¿Por qué se celebra? Puedes surgir en ellos otras muy difíciles de explicarles, y las que normalmente dejan a los padres sin palabras: ¿Jesús era bueno, por qué lo crucificaron? o ¿Por qué Jesús revivió, y los abuelos o el tío, no?
En este caso, la encargada del área infanto juvenil del Centro Vida y Familia Ana Simó, resaltó que es importante comprender que estas preguntas son completamente válidas y esperables “ya que forman parte del desarrollo cognitivo en el que el niño empieza a usar la lógica para llegar a conclusiones válidas, es función del adulto utilizar recursos que se adapten a su nivel de pensamiento que puedan explicar el carácter de deidad que posee Jesús y cómo es que para él fue posible”.
La crucifixión de Jesús es considerada la muestra de amor más grande del mundo, pues murió para salvarnos. La psicóloga Cabrera, afirma que la reacción de un niño al decirle que Jesús murió por nosotros, dependerá de cómo el adulto lo expresa.
“Todo dependerá de la forma en cómo lo expresas, pues este sacrificio es comprendido como un acto de amor profundo, por tanto, más que manejarse desde la culpabilidad desesperanzada o incriminadora, se muestra como un recordatorio para reflexionar sobre nuestras acciones como seres de fe, el compromiso de ser mejores y vivir en fe”, sostuvo la especialista.
