Con más rapidez de lo que podía suponerse, el Gobierno puso en operación el canal La Vigía, rehabilitado para contrarrestar el trasvase que construye Haití en el río Masacre.
Se trata de un gran golpe de efecto, tras el cual en cualquier momento se puede ordenar la reapertura de la frontera. El canal, que tomará agua del río un poco más arriba de donde lo hará Haití, tiene capacidad para suministrar 1.5 metros cúbicos de agua por segundo.
El Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (Indrhi) explicó que La Vigía tiene una longitud de 12 kilómetros, que consideró suficiente para abastecer de agua a los productores agrícolas de la zona.
Por el conflicto con el trasvase haitiano los técnicos dominicanos han tomado todas las previsiones para garantizar el curso del agua.
La habilitación del canal, que es provisional, ha sido solo un primer paso, pues será con la construcción de la presa Don Miguel que se pondrá fin a la disputa con Haití por la canalización unilateral del Masacre. El Gobierno, que sabe el valor y las implicaciones políticas de la obra, no ha escatimado recursos para que se concluya en el menor tiempo posible.
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El episodio cierra el pulso con los haitianos, pero además baja las tensiones que han provocado el cierre de la frontera. Si lo de La Vigía era una carta que el Gobierno tenía bajo la manga cuando inició la disputa con Haití no cabe la menor duda de que la usó a tiempo.