El linchamiento en Haití de un policía activo y de uno retirado por sospecha de que compraban armas para las pandillas torna más inquietante la inseguridad y la creciente ola de violencia desatada en el país en medio del proceso para la instalación del consejo presidencial.
Las víctimas habían sido detenidas, pero una turba se las arrebató a los policías y los masacraron a golpes y machetazos.
Cuando la Policía los detuvo les ocupó 20 mil dólares en efectivo, el equivalente a 43 mil en moneda haitiana, dos pistolas y una caja de municiones.
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Las armas que portaban puede entenderse, pero es difícil de justificar la alta suma de dinero encontrada a los linchados en el vehículo en que viajaban.
En una comunidad donde todos se conocen, no se puede dudar la sospecha de que los linchados comprarían armas para las pandillas.
Una de las incógnitas es dónde y a quién se las comprarían, además de la inquietud que genera que un policía y otro expolicía sirvan a las pandillas.
El linchamiento de las dos personas ejecutado por una turba dispara las alarmas sobre el contrabando de armas de fuego en Haití, aunque no se trate de ninguna novedad.