Pretendiente e Infortunio
Con alguna frecuencia se debate en las oficinas de los orientadores, la conflictiva entre una madre que no aprueba a un pretendiente y su hija enamorada.
Muchas veces la discriminación se pone de manifiesto de forma abierta, y la madre aduce que persigue la felicidad y la estabilidad económica de su hija.
En estos días, una chica de 18 años conoció a un caballero de 38 y decide llevarlo de visita su casa.
La madre después de un exhaustivo interrogatorio le hizo saber a su hija los siguientes puntos débiles, que a su juicio adornaban al pretendiente:
Ese muchacho ha visitado dos veces el Consulado y en sendas oportunidades lo han rechazado.
Tiene más de treinta años y no se ha casado, eso es muy raro
Según me dijo doña Chita él tiene un hijo en la calle
Vive con su mamá.
Es un peatón, no tiene vehículo de ningún tipo.
No tiene tarjetas de créditos.
Gana menos de 15 mil pesos en un empleo público.
Tiene 10 años en la UASD y no ha presentado la tesis.
Yo no te lo quería decir, pero ese tipo no te conviene y no es porque tiene el pelo malo y dentadura postiza
Sé que estas cosas se dan en la vida real.
Las madres en sus vaticinios difícilmente se equivocan, sobre todo, cuando dicen: La novia del estudiante jamás será la esposa del profesional.
En la práctica, la mujer enamorada es impermeable a los consejos y al sentido común.
Para ella, el pretendiente es un dechado de virtudes y no alcanza a objetivar ningún defecto en él.
Obtener el favor de la madre y de la hija al mismo tiempo es una labor de mercadeo fino, pero, los valores han cambiado mucho.
El pretendiente exitoso, debe tener visa, de preferencia residencia.
Exhibir dinero de forma espléndida, sin importar mucho su procedencia.
Tener un buen carro, y si es de lujo, mucho mejor.
No es requisito ser bachiller, ni graduado universitario.
El aspirante no tiene el pelo malo, sino alisado.
No lo califican como negro sino que es un morenito lavado.
No es flaco, sino delgado. No es gordo, sino esbelto.
A los evaluadores de pretendientes en época de desvalorización,
les advierto que tienen tiempo de cambiar belleza por integridad.