En el caso de las dunas de Baní la vigilancia no ha sido muy eficaz que digamos, o algo extraño ocurre con las depredaciones que se denuncian con frecuencia.

Aunque el ministro de Medio Ambiente, Miguel Ceara Hatton, aclaró que los árboles cortados no están dentro del área protegida, frente a que cada atentado la respuesta es siempre la misma: que se dispuso un incremento de la vigilancia, además de detenerse y someterse a presuntos responsables.

La incautación de equipos que se utilizan para cortar árboles y trasladar materiales forma parte de una narrativa que se ha tornado habitual después de las denuncias.

Lo intrigante es que Medio Ambiente y los cuerpos especializados se percatan de los atentados después que el daño está hecho.

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Con la codicia de la arena y los materiales de las dunas se supone que es preciso de una vigilancia permanente en toda la zona.

Frente a daños que hieren la sensibilidad se ha dado cuenta de la detención de dos haitianos que trabajarían para un parcelero.

El administrador de la reserva, Parrish Peláez Germosén, explicó que el jueves técnicos de Medio Ambiente paralizaron el corte de árboles y procedieron a levantar un acta de infracción al parcelero Estervino Vizcaíno.

Pero lo obvio es que la intervención fue después que se había causado bastante daño. Si en verdad se quiere proteger las dunas de los depredadores tiene que habilitarse una vigilancia permanente en la zona. Que es lo que procede.