Desde luego que la muerte es el último punto obligado y común para todos los seres que vienen a la vida, no importando sus condiciones económicas, su postura social, su desempeño empresarial, su fortuna, su proyección en los medios, o su ausencia de estos, o su indiferencia a las condiciones de la sociedad en la que le tocó vivir.

Así es la vida: nacer, desarrollarse, hacer de ella lo mejor posible para consigo mismo y despedirse ese día en el cual el final inexorable, llega.

La luctuosa noticia del fallecimiento de Don José León Asensio, nos toca a todos, incluyendo a quien como yo, no lo tratamos en lo personal, pero que sí recibimos el efecto de su labor como gestor de cultura, sin él ser ni artista, ni escritor, sin tener una obra personal que legar a la historia.

Don José León Asensio era un hombre de empresa con un claro pensamiento de trascendencia social, de ahí sus iniciativas como la de impulsar el más importante Premio de Arte Eduardo León Jimenes, desde su primera edición en 1964, cuando las obras seleccionadas se exponían en diversos espacios culturales de Santiago, en ausencia de uno propio, que vendría luego.

Admirador del arte visual de trascendencia, de la buena literatura, no quiso limitarse al disfrute en su hogar de esas expresiones elevadas del espíritu y comenzó a reflexionar sobre el legado cultural que debería dejar.

En el año 2000, en reunión de familia, surgió la gran interrogante: ¿Por qué no aportamos al país un centro cultural moderno, actualizado, vitrina tanto de lo que somos como pueblo, dando uso a las más modernas tecnologías educativas y difusión empleando, fomentando el impulso y debate de las grandes corrientes de pensamiento artístico y cultural, creando una colección editorial que exponga el arte dominicano como nunca antes, sirviendo de plataforma de exposición a los artistas…?
La pregunta conformaba un concepto nuevo: el Centro León, ante lo cual, el conjunto de la familia dio aprobación a la idea-propuesta y se decidió emprender el proyecto, hasta inaugurarlo la tarde del 3 de octubre de 2003, una jornada a la cual asistimos como invitados y que disfrutamos al extremo por la carga de esperanzas que implicaba.

Al efecto, el Centro León nació como uno de los mejores proyectos nacionales de apoyo a la cultura, la educación, con el mejor centro cultural documentación del Caribe, integrando a la comunidad (barrios, escuelas, colegios) a su quehacer culturalmente redentor) procesos del cual hemos sido testigos.

Más de 130 exposiciones de artistas dominicanos de trascendencia han pasado por sus salas temporales, y uno piensa… un hombre tuvo una idea de este nivel, ¿desaparece con su muerte? No. Don José León Asensio, sonríe tranquilo, donde quiera que se encuentre, cada vez que el público asista a cada una de las actividades del Centro León. Seres humanos así, no mueren nunca.