Hay razones para preocuparse por el incremento en un 249 % de droga incautada a distribuidores minoristas durante los primeros ocho meses de este año, porque sugiere que también se incrementa el consumo de sustancias controladas, especialmente cocaína.
En enero, las autoridades decomisaron 524,958 gramos, y en agosto esa cifra se disparó hasta alcanzar 1, 305,997 gramos, un 91 % de cocaína.
El director del Consejo Nacional de Drogas, Alejandro Abreu, considera que se requiere encontrar una respuesta nacional “verificable y con indicadores bien fundamentados sobre la relación entre volumen de sustancias incautadas”.
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La verdad es que no hay que darle mucha vuelta al trompo para colegir que en las calles de República Dominicana se oferta una mayor cantidad de drogas en el mercado minorista, señal inequívoca de que ha aumentado el consumo.
Llama la atención que los aumentos más significativos en las incautaciones de cocaína y otras drogas corresponden a los meses de mayo, julio y agosto y que la cantidad ya supera la tonelada mensual. La oferta condiciona la demanda y no al revés, por lo que debe preocupar que más droga circule en ciudades y zonas rurales.
Esas cifras son consistentes con la enorme cantidad de estupefacientes decomisados que desde 2024 superan las 18 toneladas.
Otro axioma irrefutable se refiere a la conexión entre mayor consumo de droga con el incremento de la criminalidad, que ha referido la ministra de Interior, Faride Raful. El problema es serio.