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Ejército rechazó asesoría de EU contra la guerrilla de Caamaño

Ejército rechazó asesoría de EU contra la guerrilla de Caamaño

El general Enrique Pérez y Pérez rechazó, en su condición de jefe del Ejército, las recomendaciones de asesores militares de Estados Unidos para combatir la frustrada expedición guerrillera del coronel Francisco Alberto Caamaño, de cuyo desembarco por la bahía de Ocoa se cumple mañana miércoles el 38 aniversario.

La revelación la hace el entonces agregado militar de Estados Unidos, Brian J. Bosch (1971-74) en el libro “Balaguer y los militares dominicanos”, quien dice que fue testigo cuando Pérez y Pérez desestimó la estrategia que le recomendó el asesor estadounidense para enfrentar a los guerrilleros durante una reunión celebrada el 16 de marzo de 1973.

Ese día Caamaño y dos de sus hombres habían caído en combate. Con otras bajas que habían ocurrido en las filas de los expedicionarios que desembarcaron el dos de febrero de 1973 cuenta Bosch que de los nueve que se internaron en las montañas ya sólo quedaban dos guerrilleros con vida, el ingeniero Hamlet Hermann Pérez y el ex teniente Claudio Caamaño Grullón. Un tercero, Toribio Peña Jáquez, estaba oculto en algún punto de Santo Domingo.

El asesor militar estadounidense, que hasta ese momento no había intervenido en forma oficial en la estrategia para combatir a los expedicionarios y a quien el autor no identifica, se reunió con Pérez y Pérez para recomendarle la desmovilización de los 1,500 soldados desplegados en la montaña para enfrentar a Hermann Pérez y Caamaño Grullón. El experto, según Bosch, estimaba que con un pequeño contingente era suficiente.

Pero Pérez y Pérez respondió, en forma cortés pero firme, que la solución empleada por Estados Unidos en Vietnam no era adecuada para República Dominicana, advirtiendo que los 1,500 soldados permanecerían en el campo hasta que el último guerrillero fuera exterminado.

“El general Pérez y Pérez”, dice Bosch, “de hecho, dejó sentado que no adoptaría ningún enfoque extranjero que no hubiese sido exitoso y que conduciría las operaciones a la manera de (Rafael Leonidas) Trujillo: amontonar más y más  soldados hasta que los guerrilleros fueran acabados”.

Como ironía del destino, los tres guerrilleros sobrevivieron al aparatoso despliegue militar. Hermann Pérez fue capturado por campesinos que lo entregaron a guardacampestres del desaparecido ingenio Catarey, en Villa Altagracia; Caamaño Grullón se asiló en la embajada de México y Peña Jáquez consiguió refugio en la sede diplomática de Chile.

Es significativo el hecho de que, según el entonces agregado militar, el rechazo del jefe del Ejército al consejo “ocurrió al mismo tiempo que hubo un incremento en el sentimiento contra Estados Unidos en el cuerpo de oficiales dominicanos”. “Esa actitud”, agrega, “surgió como resultado de la percepción de falta de apoyo a los militares y a la Policía de parte de los americanos durante las operaciones de seguridad de febrero y marzo de 1973”.

Cuenta que los militares de alto rango entendían que la ayuda extranjera debía ser regulada por una entidad civil. Los oficiales no entendían la razón por la cual Washington era más presto en ofrecer asistencia a los países del lejano Oriente amenazados con insurgencia que a República Dominicana, que enfrentaba una expedición guerrillera. El rencor tenía también que ver con el caso de que Estados Unidos cobraba el suministro de alimentos que en el mercado interno se podían adquirir a más bajos precios.

La reunión

Bosch dice en su libro que hasta la muerte de Caamaño los asesores estadounidenses no habían tomado parte directa en la estrategia para combatir a los guerrilleros. Lo hicieron al considerar que no era prudente el numeroso despliegue de tropas para perseguir a dos o tres personas que quedaban con vida.

El Nacional

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