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“El Brujo” nueva forma de hacer comedia criolla

“El Brujo” nueva forma de hacer comedia criolla

Raymond Pozo

El Brujo trenza con inteligencia un compendio de trasfondos y líneas temáticas que cruzan creencias y prácticas populares y de fe de esas que hay que tener cuidado para conectarlas porque puede salir un producto que agrade, entretenga, eduque y no ofenda a nadie.

Se trata de una de las mejores comedias de la filmografía de su director Archi López y en la cual que, sin ser parte de franquicia fílmica, resaltan sus altos estándares conceptuales, técnicos y artísticos.

Esta comedia evitó la ruta facilista para producir taquilla, encadenada al rictus televisivo y con una brevedad en las aspiraciones de permanencia en sus contenidos por el encadenamiento a acontecimientos o personalidades de lo dominicano, que a un cinéfilo húngaro o uruguayo no habrá de decirles nada.

El Brujo recorre muchos trasfondos de líneas sensitivas y hasta contradictorias entre sí y los resuelve satisfactoriamente sin confundir el púlpito con la pantalla de cine.

La inteligencia en la gestión del contenido tuvo una salida brillante.

El Brujo nueva forma de hacer comedia criolla
El Brujo nueva forma de hacer comedia criolla

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Esta comedia tiene un tono global a partir de la particularidad del campo dominicanos. Determinados chistes orales, basados en personajes o hechos sin relevancia internacional, debieron haberse quedado en los garfios justicieros de la sala de edición,

Actoralmente aporta actuaciones de alto nivel, como el notable (a pesar de su brevedad) rol de Waddy Jáquez, figuras populares, como Miguel Céspedes y Reymond y Miguel y un abanico actoral que convoca a Jochy Santos, Nany Peña, Jacqueline Estrella, Juan Carlos Pichardo Jr., Miguel Lendor (Papachín), Mario Núñez, Laila Taveras, Karla Fatule.

Algunas actuaciones debieron ser mejor de lo que se ve en pantalla como es el caso del papel del Jeyden Marine (“Vladi”), quien no logra resaltar a pesar de su carrera internacional.

Los urbanos que aportan su talento y suman fuerza al atractivo general del trabajo, y dejan ver que ese género tiene la facultad de servir para mucho o no servir para nada.