Ante las enfermedades que abundan actualmente, no es un secreto que todos tememos. Y no solo sentimos esto ante las afecciones que pueden hasta quitarte la vida, sino ante aquellas que son de larga duración o se convierten en parte de ti, porque se controlan, y no se curan.
Es importante señalar –abunda sobre esto la terapeuta familiar Ana Herrero- que el cuerpo y la mente van unidos, por eso aunque la enfermedad afecte al cuerpo indudablemente la mente también se verá afectada.
“Ante el diagnóstico de una enfermedad crónica se plantean nuevos retos para la persona. Esta no necesariamente tiene que ser una enfermedad grave o que ponga en peligro su vida. Son enfermedades de larga duración como puede ser asma, artritis, diabetes, lupus, etc. Aunque también pueden ser cáncer, SIDA, etc.” explica.
La profesional del Grupo Psicológicamente, dice que la mayoría de las personas atraviesan un impacto fuerte al momento de recibir la noticia. Entran en un proceso llamado duelo, que significa dolor, desafío.
“El duelo es un proceso normal, necesario y adaptativo para afrontar las pérdidas significativas en la vida y como en este caso la pérdida de la salud. Este es un problema semi-oculto en el área de la salud y de la sociedad”, dijo.
Una etapa de riesgo
La terapeuta explica que el duelo constituye una etapa de riesgo pues conlleva depresión, tristeza, pero es diferente al síndrome depresivo.
El impacto es un importante factor de riesgo para la salud, por lo que es necesario su seguimiento que permita garantizar su curso normal y evitar complicaciones. No existen límites definidos de tiempo, todo dependerá de la enfermedad, el tratamiento, las limitaciones, edad y demás. El duelo consta de etapas que son negación, ira, depresión y aceptación.
“La familia es el marco natural donde se cursa esta crisis, por lo que su participación en el desenvolvimiento es importante, es un elemento activo en el proceso.Esta debe acercarse al enfermo y supervisar su estado psicológico, hablar con su familiar y poder comunicarse, permitiéndole expresar sus preocupaciones, tranquilizarle y explicarle el proceso que está viviendo. Si la situación siente que persiste o se agrava, es aconsejable proceder a buscar ayuda terapéutica para el enfermo y para la familia, ya que también la familia puede pasar por una etapa de duelo propia”.
Concluye que la negación de la enfermedad es un proceso de defensa que hace todo mucho más difícil, no se ayuda al médico, a la medicación, al tratamiento, pero permite huir de la realidad durante un tiempo corto ¡Pero un tiempo muy valioso!.
Un Apunte
La familia
La terapeuta orienta que la participación de la familia en el desenvolvimiento del proceso es importante, es un elemento activo en este tipo de duelos.