¿Qué Pasa?

El lado bueno

El lado bueno

 

Una fiel relación

Talvez sea bueno que tanta gente deje a un lado los sentimientos, para cumplirle fielmente a las redes, como si estas fueran un buen marido al que se le juró ante el altar, estar con él… en las buenas y en las malas.

Digo que podría ser bueno, porque en realidad, si de vez en cuando no buscamos la manera de evadir las realidades duras, de seguro moriríamos antes de tiempo, llenos de depresiones.

Pero vale la pena analizar, si están en lo cierto algunos de mis amigos, que desde una cama de hospital, de entre sus almohadas sacan el celular para hacerse un selfie y ponerlo en las redes, con mensajes tan “agridulces” como: “aquí interno con fuertes dolores de estómago, pero ya estoy mejor”.

Regularmente estas fotos se ven con la cara pálida, ojerosos, a veces con suero puesto y paradógicamente con las piernas cruzadas.

¿Pasó el dolor en el momento de tomar la foto? ¿dónde están las fuerzas y el ánimo, para en un momento delicado de salud, pensar en una foto y compartirla al mundo?

Las mismas preguntas, hago a otras personas que he visto en diversas oportunidades, tomando fotos tan tristes, como las de sus madres o abuelas en su lecho de hospital, del que saben que ya no se levantará. Los mensajes más recurrentes son algo asi: “mi última foto con mi adorada madre, mamá siempre te recordaré”.

Una vez vi una viejecita, postrada en su cama, tan delgada, pero tan delgada, que había que fijar mucho la mirada para verla en la foto que subió uno de sus nietos, para comunicar en instagram, que ya casi la perdía y esto le causaba mucho dolor. Recuerdo haber visto en mi facebook, los piecitos sucios de un niño de unos siete años, tirado en la emergencia de una clínica, sus padres lo habían llevado de madrugada congestionado, con una fuerte gripe. Y en medio de esta emergencia, su papá, tomó la foto y la subió a sus redes sociales, comunicando que: “jorgito se puso malo a medianoche y aquí estamos con él a las tres de la madrugada, oren por nosotros”. El niño aparecía con los ojitos cerrados, no se si avergonzado por la foto, o porque la careta del nebulizador le impedía abrirlos.

A su lado se veían varios tubos de oxígeno y su madre, con la cabeza baja, pasándole la mano por el pelo ¿posando? no se. No es fácil “críar” el arte de evadir el dolor, pero lo cierto es que muchos lo han logrado, luego de aficionarse a las redes y perder la línea divisora entre lo que se expone y no se debe exponer.

 

 

 

 

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