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El nuevo arsenal contra la impotencia

El nuevo arsenal contra la impotencia

MADRID. (elmundo.es). Pastillas, inyecciones, psicoterapia… El catálogo de opciones para tratar la disfunción eréctil, conocida popularmente como impotencia, no hace más que crecer. Un nuevo fármaco, de acción mucho más rápida, y la aplicación de técnicas de fisioterapia se muestran como las dos últimas estrellas de un abanico de terapias eficaces contra un problema de 2,5 millones de españoles.
Primero fue Viagra, la conocida pastilla azul, a la que siguieron Levitra y Cialis, con la misma indicación aunque con tiempos de acción diferentes.

Ahora Spedra, un nuevo fármaco que aparecerá en el mercado en los próximos días, se une a estos tres medicamentos para lidiar contra la incapacidad persistente para mantener una erección suficientemente firme para lograr una relación sexual satisfactoria.

El nuevo fármaco, cuyo principio activo es el avanafilo, es el que va a tener una acción más rápida contra la disfunción eréctil, según informa Juan Ignacio Martínez Salamanca, urólogo del Hospital Puerta de Hierro-Majadahonda, en Madrid. «Su acción se da en sólo 15 minutos, y el 70% de los hombres podrá notar su efecto en ese tiempo, con lo que la relación sexual va a ser mucho más espontánea». Eso sí, «es igual de seguro y eficaz que los demás, con las mismas indicaciones y contraindicaciones», aclara.

El mercado farmacológico para este trastorno se ha disparado además con la aparición de los genéricos, que acarrean otra ventaja: un precio más reducido. Según explica Eduardo García Cruz, urólogo del Hospital Clínic de Barcelona, existen en el mercado 16 genéricos de sildenafilo (el principio activo de Viagra) con diversos precios. Por poner un ejemplo, una caja de un genérico de este fármaco, con cuatro comprimidos de 100mg, costaría 44,90 euros mientras que un envase de las mismas características de Viagra alcanza los 60 euros.
Spedra, al igual que los otros tres fármacos, sólo podrá adquirirse con receta.

Algo que los expertos recomiendan y hacen especial hincapié: «Por comodidad y privacidad, muchos hombres compran Viagra por internet, siendo, en la mayoría de las ocasiones, versiones falsas que ponen en riesgo su salud», mantiene García Cruz. Además, se pierde una posibilidad de evaluar la salud: «Está demostrado que los hombres que tienen trastornos cardiovasculares multiplican por dos su probabilidad de tener disfunción eréctil», expone.
El precio en estos casos no es una traba porque «muchas veces incluso compran estas pastillas por un precio superior al de las farmacias», asegura el presidente de la Asociación Española para la Salud Sexual, Ignacio Moncada, jefe de Urología y de la Unidad del Varón del Hospital Sanitas La Zarzuela de Madrid. Si lo hacen, señala, es por comodidad y, sobre todo, por el anonimato. Es decir, a pesar de que las cosas están avanzando y cada vez hay menos tabúes en torno a la sexualidad, todavía existe cierto pudor en hablar de estos problemas con el médico. Pero, «por fortuna, hay cada vez más gente exponiendo sus casos en la consulta, porque los reconocen como normales y comunes», defiende García Cruz. Es muy importante, insiste, que los pacientes consulten y que los médicos pregunten. Ambas cosas.
Origen
Las causas suelen ser orgánicas en la mayoría de los casos, especialmente en edades avanzadas. Por su parte, en los más jóvenes (menores de 40 años aproximadamente) suele deberse, por regla general, a factores psicológicos. Según datos del informe Atlas de la disfunción eréctil en España, sólo 300.000 varones, de los 2,5 millones con este problema, se someten a tratamiento. «Lo importante es que entiendan que estos problemas se pueden tratar», afirma Moncada.

Para combatir este problema, existen tres líneas eficaces de tratamiento, aunque lo primero que hará el médico es evaluar los hábitos de la persona: si fuma, tiene obesidad, es sedentario, etc. Estos factores se vinculan con problemas de la erección en muchas ocasiones y, por tanto, lo mejor es intentar cambiarlos.

La primera opción terapéutica, que versa en todos los manuales, indica Moncada, es el tratamiento farmacológico mencionado. «Cada medicamento tiene sus peculiaridades, por lo que debe ser el doctor el que recete el más adecuado». La segunda línea de intervención es la aplicación de inyecciones intracavernosas. Una terapia más incómoda, por lo que sólo se da en pacientes que no pueden tomar la medicación porque está contraindicada.

Una tercera opción es la prótesis de pene. Aproximadamente, señala Martínez Salamanca, entre un 10-15% del cómputo general de estos pacientes no responde a los fármacos, por tanto, sólo en estos casos, se podrá aplicar esta técnica. En EEUU, es un recurso muy extendido con 25.000 implantes de prótesis al año.

El Nacional

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