Después de la tormenta Melissa, República Dominicana debe prepararse para afrontar efluvios de otro huracán no convencional que se cierne sobre el Caribe, donde Estados Unidos desplegará el portaviones nuclear Gerard Ford, el más grande y moderno del mundo, en adición a la flotilla de ocho buques y un submarino nuclear anclados en la zona.
El presidente Donald Trump ha declarado la guerra no territorial contra lo que define como bandas terroristas que trafican drogas desde Venezuela y Colombia hacia Estados Unidos, ante lo cual ha acusado a los presidentes Nicolás Maduro y Gustavo Petro de obrar como jefes de esos cárteles, por lo que el conflicto involucra a tres Estados.
No es el momento para determinar por dónde anda la razón, sino para expresar preocupación porque el mar Caribe, otrora frontera imperial, de repente se convierte en una zona en riesgo de guerra que va más allá de una acometida contra el narcotráfico, que, según Trump, cobra la vida de miles de estadounidenses.
Estados Unidos ofrece 50 mil dólares de recompensa a quien aporte datos que permitan apresar al presidente Maduro, en tanto que el Departamento del Tesoro ha incluido a Petro, su esposa e hijo en la lista Clinton, de personas u organizaciones que tienen relaciones con el narcotráfico.
Misiles estadounidenses han hundido una decena de lanchas, ocho en el Caribe y dos en el océano Pacifico, con saldo de más de 40 muertos, bajo el argumento de que transportaban drogas, al tiempo que el presidente Trump adelanta que también se realizarían operaciones militares en tierra.
El gobierno dominicano ha dicho que en los últimos cinco años ha decomisado 45 toneladas de drogas, frente a 4.8 toneladas incautadas durante el periodo 2004-2020, lo que puede traducirse en mayor eficiencia o en que el territorio nacional fue convertido en gran puerto de trasbordo de cocaína.
Cargamentos de drogas que salen desde las costas caribeñas de Venezuela y Colombia vienen a parar a Haití y República Dominicana para ser redirigidos a Estados Unidos y Europa, en tanto los que salen desde el Pacifico van a México, consignados a los mismos destinos, por lo que, si se trata de una guerra contra el narco, el territorio dominicano tendría gran importancia estratégica.
Si el propósito esencial de esa empresa bélica declarada al narcotráfico es el de desplazar al régimen de Venezuela, entonces el panorama ciclónico sería mucho más difícil para la Patria de Duarte porque sus vientos serían más destructivos para su ensamblaje económico y político.

