Editorial

El rostro de la crisis

El rostro de la crisis

El rostro de la crisis

República Dominicana debería asumir con sentido reflexivo el informe que ha presentado la Comisión  Económica para América Latina (CEPAL) sobre el comportamiento  económico de la  región, en el que deplora la falta de inversión por parte de los gobiernos.

Esa agencia prevé que Latinoamérica  crecerá este año un 5,9 % en relación con la contracción de 6,8 % de 2020, zarandeado por la pandemia de la covid-19, pero Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva,  ha definido como dramático lo que ocurre en  el continente.

La baja inversión de capital en esas economías se pretende atribuir a la crisis sanitaria, pero Bárcena afirma que  la tasa promedio de crecimiento económico entre 2013 y 2019 fue de apenas un 0,3 %, la más baja desde la Segunda Guerra Mundial.

La creciente pobreza en América Latina tiene conexión directa con la baja inversión, productividad e informalidad, flagelos que aguijonean a millones de personas desde mucho antes de la pandemia, por lo que se requiere que Estado, Gobierno, liderazgo político y empresarial asuman el reto de incrementar las inversiones y mejorar la productividad.

La Cepal estima que la economía dominicana crecerá este año un 8 %, mayor que la media de la región, estimada en  5,9 %, pero aun cuando  se perfila solo por debajo de Panamá (12 %), Perú (10,6 %) y Chile (9,2 %), de poco serviría sin confrontar problemas estructurales relacionados con inversión y producción.

Los gobiernos de América Latina y el Caribe, según Cepal, dedican en promedio un 17,6 % del PIB a la inversión pública, el nivel más bajo respecto al 22 % de las economías desarrolladas y 32 % de las economías en desarrollo. La suma del gasto corriente y de capital fijada por el Gobierno dominicano para 2021 representa un 15,8 %.

El diálogo político convocado por el Gobierno debería promover reformas estructurales que impacten de manera  significativa sobre la inversión pública en ámbitos como producción, productividad, seguridad social, transporte, empleo y vivienda para que nunca más se hable de crecimiento económico sin acompañamiento del desarrollo social.

Resulta válida la exhortación que formula la Cepal para que los gobiernos continúen  con los programas de subsidios básicos a los segmentos poblacionales que durante la pandemia agravaron sus condiciones de subsistencia a causa de baja productividad, alta informalidad, desocupación, desigualdad y pobreza. Ese es el rostro de la crisis.

El Nacional

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