POR: Danilo Cruz Pichardo
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Observo preocupación en muchos dirigentes del PRD que no aparecen en el padrón electoral. Todos los excluidos desean sufragar en contra de Miguel Vargas, en un intento de contribuir a rescatar la democracia interna. Pero esos dirigentes parecen ignorar que se trata de un proceso viciado.
Los miembros de la Comisión Organizadora responden todos a Vargas Maldonado y unos 800 mil militantes han sido excluidos. El padrón se elaboró en base a listas suministradas por diputados y síndicos miguelistas. Y el PLD ofreció otra lista de cien mil de sus dirigentes en todo el país.
Ante esa situación, ¿vale la pena votar en una convención que anticipadamente se conoce al “ganador”? ¿Sufragar en esa contienda interna no es una forma de legitimar una farsa electoral? Y lo peor del caso: es una manera de distraerse ante la perentoria tarea de luchar por el restablecimiento de la democracia dominicana.
Desde niño escucho decir que cuando el perro ataca, es al dueño del canino al que se le responde. Muchos perredeístas piensan que el culpable de la crisis interna es Vargas Maldonado, un simple instrumento utilizado comercialmente para la división del PRD. Para nada se le responde al PLD, que controla los órganos que mantienen a Vargas como jefe del partido.
Se colige, pues, que el responsable de la crisis del PRD es el PLD. Pese a ser una situación evidente, se apela a la ley del menor esfuerzo, al evadir una confrontación con el PLD y el gobierno, para el restablecimiento de la democracia. Se entretiene a los perredeístas y en esas condiciones se acudirá a las elecciones del 2016, un verdadero matadero electoral.