Aunque el Ministerio de Educación tuvo que transitar por caminos escabrosos, el año escolar recién terminado concluyó con éxitos en varias vertientes, iniciando con las clases virtuales que lograron completar más de un 70% del programa curricular, en medio de una pandemia que paralizó los servicios vitales, ocasionando las pérdidas de vidas humanas, y provocando estragos en la economía nacional que aún se sienten en las diversas actividades del ámbito productivo.

El licenciado Roberto Fulcar, ministro de Educación, un técnico y gremialista del área, logró con su experiencia y sus afanes denodados, salvar el año escolar, acompañado de un equipo de profesionales que expusieron con detalles los esfuerzos desplegados, laborando algunos días hasta la medianoche, según narraron en un panel televisado, donde con voz entrecortada, la viceministra de Planificación, licenciada Julissa Hernández, describió las vicisitudes qué pasó durante todo el trayecto del año escolar que la alejó por algunos espacios de su núcleo familiar.

La educación a distancia llegó a nuestros campos a través de las ondas hertzianas, supliendo la falta de internet y el escollo de padres iletrados, completando así todo el esquema para que el pan de la enseñanza llegara a toda la geografía nacional, abriendo las puertas para el inicio de un nuevo año escolar, con profesores, alumnos y padres vacunados para evitar contagios del virus letal que aún está presente, aunque muy disminuido y una tendencia hacia la baja de los niveles de positividad.

No obstante, conseguir un lauro como el descrito, el año escolar tuvo marcado, de manera aislada, de casos negativos que involucraron profesores a quienes los padres de los alumnos les imputaron acosos, maltratos verbales y psicológicos, cierre de chats y falta de información sobre los exámenes finales.

Asimismo, tales episodios ocurrieron a la inversa, cuando los docentes recibieron presión, insultos de los estudiantes y progenitores, llegando a convertirse en controversias que terminaron en los tribunales.

Realmente, fue un periodo escolar de muchas dificultades, impuestas por las circunstancias adversas de una despiadada pandemia que impuso reglas distintas en la impartición de clases virtuales, situación que no sólo fue asumida con mucha responsabilidad por las autoridades del ramo, sino que causó trastornos en la familia por una modalidad desconocida. Que cambió los hábitos de vida de los hogares. Un cambio surgido por factores externos e imprevistos.

Estamos ante el umbral del inicio de un nuevo año escolar que implica un gran desafío para las autoridades del ramo, dado que el reencuentro entre maestros y alumnos es una incógnita, dado que no se puede predecir el futuro, y por esa razón que la Unesco sugiere que el próximo periodo se utilice para conocer brechas educativas provocadas por el cierre de los planteles, y plantea que se estudie la posibilidad de la implementación de docencia bajo la modalidad híbrida, pues habrá que lidiar con la bimodalidad de las clases virtuales y presenciales.

Por: Hugo A. Ysalguez dr.hugoysalguez@hotmail.com