Con el propósito de promover el mantenimiento y formación integral de las familias, mediante el decreto 1656 del 29 de octubre de 1971, el Poder Ejecutivo designó a noviembre como mes de la familia, en atención a una solicitud del Movimiento Familiar Cristiano al presidente Joaquín Balaguer.

Desde entonces, hace más de medio siglo, noviembre ha sido dedicado a múltiples actividades, con énfasis en las que organizan la iglesia católica y las instituciones educativas, públicas y privadas, para fortalecer la que es llamada célula básica de la sociedad y primera escuela de formación humana integral.

La Constitución postula que “la familia es el fundamento de la sociedad y el espacio básico para el desarrollo integral de las personas, se constituye por vínculos naturales o jurídicos, por la decisión libre de un hombre y una mujer de contraer matrimonio o por la voluntad responsable de conformarla”.

A partir de este predicamento del artículo 55 del Pacto Fundamental llama la atención que el texto reitera dos veces que la familia tiene por base la unión “de un hombre y una mujer” que forman el matrimonio civil, canónico o de hecho y señala las responsabilidades del Estado en su apoyo y protección.

La Constitución establece, en ese mismo artículo, la igualdad de derechos y deberes de la unión de hombre y mujer, el bien de familia, regulaciones del matrimonio, protección de la maternidad, derechos de hijos sin discriminación, así como deberes y obligaciones recíprocas de los padres a los descendientes.

El espíritu de la Carta Magna trasluce el compromiso y la responsabilidad estatal con el apoyo, estímulo y protección a la institución de la familia, con base en valores tradicionales que hoy más que nunca merecen ser recreados y reforzados en el hogar, como la primera escuela y célula básica de la sociedad.