La apertura de un año escolar constituye un gran dolor de cabeza para las familias de clase media que optan por la educación privada para sus hijos.
Los altos costos de las matrículas en los colegios privados, seguido de la inversión en libros de texto, cuadernos, uniformes, mochilas y demás útiles requeridos para recibir la docencia, es motivo de desasosiego para la generalidad de los padres ya que están obligados a endeudarse para salir de ese trance.
Las familias de clase media enfrentan altos costos en la educación privada para sus hijos
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Carolina Pimentel es una joven ejecutiva de una institución privada y madre de 2 niñas con edades de 7 y 2 años. Junto a su esposo, logra un salario mensual de $250,000, de los cuales debieron usar $21,000 en libros de texto, $9,000 en uniformes, $2,000 en zapatos y $20,000 como pago de matriculación por cada una.
Gran inversión
“Este año tuvimos que recurrir a un préstamo bancario para cumplir con esa necesidad, que compite con el pago del apartamento, la compra de alimentos y otras necesidades que se generan en un hogar donde hay niños”, explicó Pimentel .
Aunque considera modesto el colegio donde estudian sus hijas, este año pagará una matrícula anual de $349,000, por cinco clases semanales, de 8 de la mañana a 4 de la tarde, almuerzo y sala de tareas.
La carestía de la enseñanza privada golpea con igual fuerza a Angela Ferreras.
“Por ejemplo, el kit de libros básicos de secundaria suele costar entre $13,000 y $15,000, sin contar con materias optativas, idiomas, artes y nuevas tecnologías”, manifestó.
“Una familia de 2 hijos en una escuela privada debe invertir por encima de los 250,000 mil pesos cada año, sin contar los gastos en alimentación y materiales para los proyectos académicos”, significó.
“Lo más difícil para las familias radica en el pago del porcentaje de año escolar que suele ser entre 30 y 40 por ciento y la adquisición de los libros, esto último porque las editoras cambian los libros cada año y obliga los padres a comprar libros nuevos casa año”, dijo Ferreras.
Un gran negocio
Altagracia Florentino vive de una pequeña tienda de ropa y zapato, madre de 3 hijos.
Se quejó de que los libros que usó el año pasado su hijo mayor en el tercer curso no sirvan para su segundo vástago este año, y tenga que invertir casi RD$30,000 solo en ese renglón.
“Creí que este año ese gasto bajaría casi un 50%, porque podría usar libros del año pasado, los cuales me ocupé de que quedaran casi intactos”, declaró.
Investigando el tema, Florentino dijo que comprobó que las editoras cambian cada dos años las series de libros para que, aunque con el mismo contenido, parezcan diferentes.
“Me pregunto cómo un Estado organizado, que dice defender los intereses de la gente, puede permitir una cosa así”, dijo indignada.
Margarita Aquino, madre de tres hijos, cuestiona a los directores y dueños de colegios que obligan a los padres a comprar la nueva serie.
Complicidad
Margarita Aquino se queja de la complicidad de los directores y dueños de colegios, porque, obligan a los padres a comprar la nueva serie, aunque saben que tienen el mismo contenido que la anterior. “Que eso suceda es insólito con un sector que, aunque privado, compete a muchas familias”, dijo esta madre de tres.