El XXV Encuentro del Foro de Sao Paulo (FSP) realizado en Caracas no pudo ser más oportuno, porque urgía avanzar en el accionar anti¬imperialista y la coordinación de las izquierdas, movimientos sociales de avanzada, fuerzas democráticas, Estados soberanos y pueblos de nuestra América. Tanto el contra-ataque feroz de EEUU y aliados, como la creciente indignación popular, lo amerita.
Urge defender lo conquistado, combatir por Venezuela sometida a una implacable Guerra de V Generación, respaldar a Cuba amenazada de agresiones similares, dispuesto/as en ambos casos a crear brigadas internacionales; defender a Bolivia y Nicaragua soberanas.
Acompañar la resistencia civil y armada del pueblo colombiano (nuevamente víctima de un acuerdo de paz traicionado, intervenido su proceso por 7 bases militares e incorporado su Estado terrorista a la OTAN y al plan agresivo contra los países vecinos); acompañar los pueblos en rebeldía, especialmente al hondureño, haitiano y puertorriqueño.
Como participante en ese evento de dimensión mundial, doy testimonio de los avances alcanzados en un XXV Encuentro rodeado del clima anti-imperialista presente en la Venezuela chavista y bolivariana.
Y es que ahora se entiende mejor, que para cambiar la agobiante situación que sufren los pueblos y superar los peligros que acechan la existencia del planeta, es imprescindible una rebeldía cada vez más global y una visión que trascienda lo estrictamente local y nacional.
Participé a nombre del Movimiento Caamañista* de la República Dominicana, escenario en los últimos 30 meses de movilizaciones multitudinarias, promovidas por el movimiento político-social no partidista Marcha Verde, contra un sistema de corrupción, impunidad, sobre-explotación y abuso de poder, grotesco e ilegítimo.
Y lo hice, aceptando una invitación del Partido Socialista Unificado de Venezuela a plena conciencia de cómo MC e Izquierda Revolucionaria-IR estamos enfrentados/as a un régimen que ha devenido en una dictadura constitucional dominada por mafias políticas, militares y empresariales, que bajo el mando del PLD ha terminado traicionando la generosa solidaridad venezolana plasmada en Petrocaribe, sumándose a la fórmula intervencionista Trump-Guaidó, también respaldada por el Partido Revolucionario Moderno, cabeza de una oposición electoralista conservadora.
La paz traicionada en Colombia recibió, como señal de la revolución del pensamiento y el accionar revolucionario en gestación a escala continental, un golpe contundente, cuando el presidente Maduro, clausurando el Foro, desafió el chantaje del Estado colombiano y de EEUU anunciando que las puertas de Venezuela están abiertas para los comandantes Jesús Santrich e Iván Márquez.