A todos nos encanta la Navidad, las fiestas, las reuniones familiares, y esa alegría que se respira en cada rincón. Esas son las razones por las cuales la llamamos “la época más esperada del año”. Pero, no todos en casa la disfrutan igual o la esperan con ansias. Hay un miembro importante, querido y valioso de la familia que no la vive con el mismo entusiasmo: nuestro perro.

No es que no disfruten ver la casa llena de personas o jugar con los niños, es que para ellos es una temporada llena de estrés, debido a los fuegos artificiales. Pero, ¿por qué le temen?

La veterinaria Ada Frías, explica que las mascotas que sufren estrés por ruido son los perros, porque son tensos, asustadizos y no han aprendido a auto controlarse, pues los gatos ni se inmutan.

Destacó que los perros poseen un sistema auditivo mucho más desarrollado que el nuestro; por eso, cualquier ruido intenso pueden percibirlo hasta 50 veces más fuerte que los humanos, razón por la que se asustan y escapan.

“No podemos callar al mundo, pero sí podemos adiestrar a nuestro perro a oír los fuegos artificiales y enseñarles a soportarlo. Lo ideal es que no haya ruido pero no es posible y mucho menos en las celebraciones navideñas, si les enseñamos a auto controlarse y a que no pasa nada con los ruidos vamos a tener menos accidentes y menos escapes en navidad”, explicó.

Cuando ocurren las explosiones fuertes, la especialista afirma que el perro, que carece de autocontrol, se asustará.

“No medirá consecuencia, se escapa, huye y lo peor de todo es que muchos perros en diciembre se pierden por culpa de los fuegos artificiales, de nuevo les aconsejo a enseñar al perro a oír ruidos fuertes”.

Frías aconseja que, para evitar que estos se asusten y huyan, lo esencial es tener un lugar seguro para resguardarlos mientras están los ruidos navideños, acondicionarles un área como el medio baño, el cuarto de servicio u otro lugar de la casa en la que él se sienta seguro y protegido, buscar una jaula amplia y confortable donde pueda resguardarse.

Como tutor de mascotas siempre se busca lo mejor para ellos, por lo que se debe recordar nunca debes darles sedantes para tranquilizarlos, echarle agua para calmarlo o amarrarlos. “Esto suele ser peligroso para él”.

Ada Frías es directora del área de medicina interna y anestesia en la clinica Vetboca.