¡Triste lo que suena por ahí! Dicen que, en mi patria, algunos quieren extinguir los perros callejeros de la manera más cruel: con veneno.

¿A quién lo propone, no le pasa por la cabeza una idea más inteligente? Tan cruel es quien abandona los perros como el que quiere exterminarlo. Matar un perro es matar a un amigo. No se les ocurre que lo del karma puede ser posible.

Y si no el karma, algo sobrenatural que provoca que todo lo malo que se haga se pague, aunque ningún otro humano de dos patas lo vea.

Por suerte existen las instituciones que protegen a los animales y saben que los perros pueden ser aliados perfectos para un sin número de soluciones de nuestra sociedad. Confiemos que así lo propongan y lo propicien.

En Bolivia, un país tan tercermundista como el mío, los perros de la calle andan marcados como vacunados.
Allí hay más perros callejeros que en República Dominicana.

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Los ciudadanos o las instituciones los visten para que no mueran de frío y buscan ayuda de instituciones internacionales para de manera justa encontrar soluciones y entre ellas, hacer campañas para que las personas no abandonen sus mascotas y los ciudadanos, en vez de comprar perros, adopten uno que necesita abrigo.
Tener un perro no es un juego.

No debe ser un lujo para mostrar estatus ni para complacer a niños malcriados que ante cualquier pequeñez quieran lanzarlos a la calle.

Maltratar a un perro es maltratar a un buen amigo, no a cualquiera. Ojalá que las familias que regalen mascotas a sus hijos también los orienten, para que desde niños aprendan que un perro es un aliado, no un sirviente.

Por: Mary Leisy Hernandez
Marilei@hotmail.com