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Hacer del porvenir

Hacer del porvenir

Paul Valery era un filósofo que por un tiempo dejó de escribir poesía, pero no dejó de ser pensador.

Al oír o leer la palabra nostalgia, pensamos en el tiempo transcurrido de cosas, hechos, acontecimientos que desearíamos volver a vivir.

La Biblia y un poeta del siglo de Oro Español ha “condenado” esa regresión y lo más significativo, la vida que sustenta el marco en que está encuadrada ese momento.

El título que encabeza este escrito pertenece al poeta y pensador Paul Valery, y alude a la necesidad del ser viviente de mirar hacia adelante sobre todas las circunstancias.

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Ese hacer del porvenir quizás sea el sexto sentido inconsciente, lo que me hace evocar a un anciano del que era amigo en un pueblo del interior que solía decirme, “que un día no espera a nadie”, obvio, refiriéndose que lo que hay que hacer no se puede postergar, hay que evitar postergar, aunque se haga, y ese “un día no espera a nadie” sea una especie de salvavidas que pertenece al mar de los Sargazos que todo insular lleva dentro, respecto a la realidad en que nos desenvolvemos, que también se puede convertir en un llamado “feliz” de nuestra manera de pensar.

Los que más hablan del mañana son los que no tienen un hoy asegurado o quieren perpetuarse, con su práctica de vida, tanto psíquica como material de sus acciones para ver y sentir el Hacer de porvenir.

En el orden del arte del pensamiento en que Valery formuló su frase, perteneció a un tiempo de mucha incertidumbre del ser humano, de la llamada sociedad occidental que, en el fondo, nunca ha sido más de ahí. En el contexto que escribió esa frase, ¿qué le preocupaba? De seguro que no fue escrita en un contexto feliz de la sociedad occidental y su cabeza.

Hacer del porvenir
Paul Valery

El tiempo en que se vive demanda respuestas de sobrevivencias al igual que el de Valery respecto al tiempo presente.
Estamos condenados a mirar hacia adelante con viento a favor o en contra, pero no a todos les está permitido hacerlo con su propia practica de vida, sino que ese Hacer del porvenir pertenece al momento “cumbre” de nuestra búsqueda, de nuestras relaciones en cualquier orden, en cualquier arte creativo, científico, de pensamiento.

Paul Valery no era un filósofo, en el sentido de un sistema o aspirante a él, sino un pensador y poeta. Por un tiempo dejó de escribir poesía, pero no dejó de ser pensador. El volver a escribirla no significó que dejó de ser poeta, que medite la poesía.

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Hoy sobrevive en lo imaginario como poeta, pero su pensamiento nos hace retomar aquel tiempo y situarlo en el este, en lo concerniente a la incertidumbre.

Mirar hacia adelante, tanto en la labor que nos atañe como cada quien lo decida, como en otros órdenes de la actividad humana, pero evitar que ese “mirar hacia adelante” sea para el ego, para disfrazar la real condición que muchas veces subyace, que es mirar hacia atrás.

Mirar hacia adelante debe estar acompañado de la crítica y autocrítica de lo que se hace, e inclusive lo que se deja de hacer y que espera su momento y que solo es logrado, con bulla o sin bulla, y si es con esta última, mejor, porque encierra aprendizaje del vivir, del pensar, de hacer lo que hay que hacer, porque el día no espera a nadie ni podemos delegarlo en los que amamos u odiamos, sin dejar de pasar lo que nos hace feliz.

Por: Amable Mejía
amablemejía1@hotmail.com

El autor es escritor.

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